Capítulo 4: Intentos Fallidos

1011 Words
La cena ha transcurrido más rápido de lo que yo esperaba, y por desgracia o por fortuna, según lo vea, ha llegado la hora de que yo haga mi parte. Cian estaciona el auto frente a una imponente mansión de arquitectura moderna, y antes de bajar del auto, me mira —¿Segura que quieres hacer esto?— Me pregunta y hacía mucho tiempo que un hombre no hacia esa indagación. —No soy una mujer que se arrepiente de las cosas— Respondo firme y una media sonrisa se dibuja en sus labios. Sin pronunciar una sola palabra más, él baja del coche y rodea el auto para abrir la puerta de mi lado. Lo observo y me sorprendo ante su amabilidad, me ofrece su mano y yo inmediatamente la tomo para así bajar —Ese vestido te queda increíble— Pronuncia y yo solo esbozo una fingida sonrisa. —Gracias— Me limito a decirle y luego, con él colocando levemente su mano sobre mi espalda, caminamos hacia la entrada. La puerta es igual de imponente que la mansión, y el paisajismo ni hablar, todo es lujo por donde se le mire —Pasa por favor— Indica cuando termina de abrir la puerta y así lo hago. No puedo evitar observar los detalles de la decoración, los cuadros, los jarrones, e incluso la perfecta combinación entre los colores del suelo, los muebles, y las paredes —Tienes una casa muy hermosa— Comento y al voltear a verlo, me doy cuenta de que se ha detenido frente a una pequeña mesa donde hay algunos vasos y botellas de coñac, whiskey, y otras bebidas alcohólicas tal como brandy. —Muchas gracias, ¿quieres?— Me ofrece y asiento. —Te acepto un poco de brandy— Respondo segura y él inmediatamente me sirve una copa y luego se acerca a mi para dármela. —Aquí tienes Grecia— Pronuncia mirándome a los ojos de una manera muy profunda. —Gracias— Digo y bebo un sorbo de la copa mientras que él sigue mirándome —¿Qué ocurre? ¿Por qué me miras así?— Pregunto un tanto confundida. Cian da dos pasos hacia mí, y deja su copa sobre la mesa de café para luego agarrar la mía y hacer lo mismo sin permitir que yo termine de beber mi trago —Supongo que Fabricio sabe lo que haces, ¿no?— Me pregunta. Me sorprendo al sentir sus manos tomándome por la cintura y pegándome a su cuerpo —No necesariamente, yo puedo negociar con los clientes como yo quiera— Respondo y él sonríe. —No soy tonto Grecia, ¿acaso crees que pienso que te vistes así para todos?— Señala y respiro profundo —Fabricio sabe muy bien el arma que tiene en ti, y también como usarla— Expresa y se acerca a mi cuello con la clara intención de besarme. Cierro mis ojos esperando que lo haga y sé que quiera o no, debo acostarme con él para conseguir este trato, necesito el dinero —Sería muy fácil llevarte a mi cama, quitarte este vestido, descubrir el cuerpazo que tienes, pero ¿sabes qué?— Habla y para mi sorpresa da dos pasos hacia atrás sin que yo entienda lo que está pasando —No me apetece acostarme contigo, no me gustan las mujeres fáciles, mucho menos las que tratan de engatusarme como tú— Explica mirándome con rabia y se aleja para luego ir hacia la mesa formal que hay cerca de la sala y agarra un sobre. —Yo…— Trato de decir, pero él camina hacia mí con el sobre. —Dile a tu jefe que no haremos ningún negocio, y que deje de utilizarte para conseguir sus contratos sino quiere que todas estas fotos salgan a la luz— Amenaza y miro el sobre. —¿Qué fotos?— Cuestiono y él simplemente me hace una seña para que lo abra y así lo hago. Al sacar el contenido del sobre, me quedo sin aliento ya que son fotos de Fabricio y yo, e incluso de mi con otros clientes. —Si saco esto a la luz, tú y tu jefe lo pierden todo por corruptos, por tramposos, por… es que ¿no te das cuenta? Te está vendiendo, ¿acaso eso es lo que quieres para tu vida?— Señala molesto y tan solo puedo mirar al suelo. —Tú no tienes una puta idea de porque hago todo esto— Indico y dejo el sobre encima del sofá para luego acercarme a él mientras que levanto la mirada —Te recomiendo que no me amenaces, ni que metas a Fabricio en todo esto— Advierto y llevo una de mis manos sobre su pecho —No tienes ningún derecho a juzgarme, ustedes los hombres no son mejores que nosotras, que lo sepas— Digo molesta y trato de darme la vuelta para irme, pero Cian me sujeta de los brazos. —Podrías tenerlo todo, he leído de ti, eres una economista brillante— Explica y giro mi cabeza un poco para verlo. —Nadie quiere tomar en serio a una economista, así que no te metas en mi vida y sigue con tu camino. De verdad necesitaba cerrar este acuerdo contigo, pero si no quieres, no tengo tiempo que perder, adiós— Declaro y sigo mi camino para marcharme de su casa. —Dame una buena manera para firmar ese contrato contigo— Lo escucho decirme cuando voy saliendo de su casa. —Era bueno para los dos, pero ya no. Adiós Cian, sigue con tu vida aburrida, con tu prometida que está contigo solo por interés, y se feliz— Sentencio y al salir de la casa, camino lo más rápido que puedo hacia la calle principal, para esperar un taxi que me lleve al hotel. Mañana mismo me iré de aquí, no puedo seguir perdiendo tiempo en negociaciones que no llegaran a nada, no cuando la vida de mi hijo depende de este dinero.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD