18 de junio Sin duda alguna los vuelos privados tienen sus ventajas y es que al menos no he llegado agotada a Madrid. Me cuesta asumir que ahora este será nuestro hogar, pero también sé que por Bautista todo vale la pena. La lujosa camioneta que nos recogió en el aeropuerto privado se detiene frente a un lujoso edificio localizado en el barrio de Recoletos, uno de los más caros de esta ciudad —¿Qué hacemos aquí?— Pregunto confundida y él sonríe. —El pent-house será el nuevo hogar de tu hijo y tú— Habla mientras que el chofer abre la puerta para que nos bajemos. Con mucho cuidado ayuda a que mi hijo baje del vehículo, y luego me bajo yo. Para mi sorpresa, Cian también baja del auto y da la orden de que lleven el equipaje para luego mirarme —Ven, te mostrare el lugar— Me pide y la mirada