—Señor Monroe lo siento, intente que…
Entra una botarga en forma de oso, con un superpeluche grande, atado con el arte del shibari, en el peluche n***o se destaca las cuerdas de color blanco.
—¡La apuesta ha empezado!— grita el oso
Al mismo tiempo que saca dos cañones que lanzan serpentinas y confeti.
—Idiota, ¿pensabas que lo habia olvidado? Pues no y prepárate porque te voy a joder.
Me entrega el oso que casi es de mi tamaño y sale corriendo, la risa de mis amigos estalla y yo sinceramente no se qué mierda acaba de pasar.
—Al menos ya sabes que está viva— dice Jason
—Y que te va a joder— dice Alex
—¿Si vieron lo mismo que yo? Un oso me acaba de gritar y entregarme un peluche con nudos.
—Tiene una nota.
—¡Donde!.
—En ninguna parte— dice Jason riéndose
—¡Largo! ¡Largo!.— les grito
—Adiós osito.— me dicen los dos
Odiosos infantiles, tiro el peluche en el piso y este habla.
—Jódete— dice con su voz
Es que me está volviendo loco, desaparece por dos meses y después esto un peluche que dice jódete y un desastre lleno de serpentina y colores, es que no es normal, no es normal que esté en su sano juicio.
Tabita rio cuando me miro llegar con ese peluche.
—No me digas, adivinare— dijo entre risa —Keres.
—Lo trajo una botarga de peluche— lo pongo frente a mí —Pulsa el brazo.
—Jódete— dice el oso
Hacía años que no escuchaba reír de esa manera a Tabita, Keres es una droga para unos y para otros es el sol en sus vidas.
—¿Sabes algo de ella?— le pregunto a Tabita
—¿Por qué sabría algo?.
—Porque es la futura señora Monroe y te llevas bien con ella.
—Me agrada debo admitirlo, pero me gusta mas cuando estás lejos de ella.
—¿Por qué?.
—Por qué desde que llegaste a su vida ha estado en peligro y bueno ¿Cuántas veces estuviste en peligro por su presencia?.
—Varias.
—¿De muerte?.
—Casi, tengo varias cicatrices que lo demuestran.
—Mejor llévate tu oso.
—Lo voy a tirar— le digo
—Dámelo yo lo hago— me dice y se lo entrego —Nos vemos luego señor Monroe.
La veo caminar unos pasos y me acerco, se lo quito y corro, trato de subir las escaleras, una de las patas del oso se atora entre mis piernas y si ya estaba muriendo, me termine de matarme de la vergüenza.
Tabita se dobla de la risa, el personal tambien, les lanzo una mirada matadora y se callan todos excepto Tabita, esa mujer no le tiene miedo a nadie, ni a su jefe mismo.
Me levanto con elegancia y subo las escaleras con dignidad, una que no tengo, entro a mi habitación y si quería decirme cosas a mí mismo quedo todo en la mente porque una sumisa llamada Michelle está desnuda en mi cama. Odio el olor a incienso en mi habitación.
—Mi señor.
—Michelle.
—Estoy lista para usted.
Antes la miraba asi y me excitaba verla, pero ahora nada, no hace ni cosquillas, no inspira nada en mí mas que desconfianza y por alguna razón traición.
—Tiene un peluche.
—Gracias por señalar loo obvio.
—No sabía que tenía ese tipo de gustos.
—No los tengo.— me tiro en la cama —Solo fue un regalo.
—Tambien tengo un regalo.
Se pone frente a mí y baja llegando a mi m*****o, a su tacto reacciona poniéndose firme, cierro los ojos y siento que Keres es quien me toca, quien pasa su lengua por mi falo, me dejo llevar, dejo que me toque, siento como sus manos masajean mis testículos, me muevo violentamente dentro de su boca, sujeto con firmeza su cabello, quiero que se la coma toda, quiero llegar al fondo de su garganta.
Su cuerpo calienta el mío, siento como entro en ella y veo a Keres moviéndose deliciosamente, sus pechos rebotando, gimiendo mi nombre, me aferro a sus caderas deseando que dejen huella, amo como se escucha su respiración agitada en mi cuello.
Su cuerpo es un mapa que recorro, marcando los puntos a los que llego con mis dedos o mis labios y cuando indica un abismo nos dejamos caer, en un delicioso y violento orgasmo, inundando aquel camino
Me quedo dormido de inmediato y recuerdo cuando la conocí por primera vez la loca que se quejó por un celular hecho trizas para después decirme que si cogíamos, aún me pregunto por qué acepte, porque ella.
—Te extraño Keres.
—Yo tambien.
—¿Por qué no regresas?.
—¿Debería de hacerlo?.
—Claro que deberías.
—Sabes que deberías de hacer.
—No…
—¡Abre los ojos!.
Fue un lazo que me saco de ese extraño juego, mi instinto es buscarla y llamarla, pero no responde, no responde nada.
—No está.
Los días pasan y pasan, Keres no aparece, sus bromas por asi llamarlas tampoco, me pone de nervios porque me la paso asustado por cualquier cosa, con esa mujer no se sabe.
La policía ya no la busco por el según intento de asesinato contra el ratero, pensé en escribirle, pero se que su celular está con su loca amiga, intente hablar con Mila y bueno dice que su ausencia quiere decir que todo está bien y a mí no me gusta, porque tiene a alguien que la persigue.
Y asi como ella no da señales de vida, Alejandro tampoco y no es de los que se quedan quietos, es impulsivo y violento, Tabita dice que estamos preparados para cualquier cosa, ¿pero si no lo estamos? ¿Y si está algo fuera de nuestro poder?.
¿Qué pasa si ambas desapariciones están relacionadas? Si Keres no está en un retiro espiritual y está con él, siendo torturada e incluso siendo tocada, no, las malas noticias llegan pronto, si lo hace estoy seguro de que hará todo lo posible porque llegue a mis oídos.
Goza provocarme, mas si sabe que es algo valioso para mí, pero que hago si ese silencio de ambos me están volviendo loco, aun punto que alucino que tengo sexo con ella y a otro que lo mato con tortura.