Fue una gran experiencia el haber entrado en un gimnasio diferente pensó Emma; se notaba la diferencia desde las máquinas hasta los entrenadores personales, pero igual extrañaba su gimnasio del barrio, porque se había acostumbrado con lo poco, pero adecuado. Nicolás la llevó a su casa, despidiéndose de un beso en la mejilla y entro a saludar a su madre y a su pequeño Martin quien le mostró el color rojo donde estaba molesto por no haberlo llevado con la terapia de Lily donde la sorprendió, porque a él no le gustaba compartir con nadie más a diferencia de ella que parecía que tenían conexión y eso que ella era un bebe y el un infante más grande.
Al siguiente día, se despertó y se colocó su uniforme de terapeuta ocupacional mientras se peinaba su cabello, lo adoraba a pesar de ser poquito donde quería buscar un tratamiento para él. A la vez, se colocó un poco de rubor con pestañina y un labial rosado claro para ir a dejar a Martin al jardín quien seguía molesto con ella, pero debía entender que solo lo podía llevar los fines de semana; cuando llegaba al jardín se olvidaba del enfado con su madre y volvía cuando llegaba a la casa, ya era una rutina diaria con él hasta que llegaba el fin de semana. Después de dejarlo, se dirigió hacia la casa de los Brown donde siempre se sorprendía cuando llegaba, porque le parecía un lugar muy costoso y lujoso para sus gustos, pero debía acostumbrarse a trabajar para todo tipo de persona.
La nona solo volteo a verla y se fue, habían creado un mal ambiente entre ellas dos, pero no se podía hacer nada. Primero atacó a su hijo, quien era su vida entera y después la atacó directamente a ella; no entendía qué tenía contra ellos si ella solo venía con intenciones de trabajar no de robarse a su jefe, como había manifestado. Al subir las escaleras se encontró con el señor Brown quien le sonrió, invitando a acompañarlo a la habitación de Lily donde se encontraba dormida nuevamente, pero esta vez no iba a curiosear o iba a ser peor para ella.
— Me contaron el suceso de ayer, ¿cómo te sientes? — preguntó con calma Edison, observándola directamente pensando cómo se veía tan hermosa a pesar de estar en uniforme, todo le quedaba bien definitivamente.
— Lo siento, sólo quería distraerme, pero no pasará de nuevo — Susurro con la mirada baja, tenía mal genio porque no sabía qué versión había dado — Solo hay una cosa de la que no me arrepiento.
— ¿Cuál? — preguntó Edison con interés y curiosidad, porque la nona solo le había manifestado que la había visto por la caballeriza.
— Lo que le dije a tu nona, ella merecía que se le devolvieran las cosas — Manifestó mirándolo directamente a los ojos, donde Edison se sorprendió.
— No sé qué sucedió, pero sé que si le dijiste algo era porque se lo merecía — Pronunció sorprendiendo a Emma porque esperaba que la regañara o en el peor de los casos la despidiera por haber ido en contra de su autoridad mayor.
— ¿Podemos empezar con la terapia? — Pregunto Emma con cansancio, no quería seguir recordando ese momento desastroso.
— Si, pero primero puedes ir a las caballerizas o donde quieras sin ningún problema — Confeso dejándola sorprendida nuevamente, porque le estaba dando libertad en contra de lo que la nona quería — Segundo, mira esto es para ti — Manifestó moviendo su mano hacia la de Emma para entregarle el pequeño detalle que se encontraba empacado en papel seda color azul rey.
— ¿Qué es esto? No quiero confundir las cosas entre usted y yo — Pronuncio Emma intentando rechazar el regalo, pero Edison insistió al punto que tuvo que cogerlo y agradecer.
— No vas a confundir nada, trabajas para mí. Sin embargo, también eres un ser humano como yo dónde quiero ser tu amigo también ¿me aceptas? — Suplico Edison donde en su interior susurraba que por favor aceptara, ellos solo querían acercarse a ella y conquistarla.
— Está bien, seremos amigos, pero con los límites del trabajo ¿estamos de acuerdo? — Manifestó brindando una sonrisa, mientras destapaba el pequeño detalle quedando sorprendida porque se trataba de un pequeño chocolate; había sido muy tierno y caballeroso con esa actitud — Gracias.
Lily se había despertado para ese momento, donde Edison decidió ayudar a Emma en medio de la terapia donde ella le estaba enseñando a hacer un masaje estimulante; donde se notaba los nervios que tenía al tocarla porque parecía una flor donde cualquier mal movimiento podría lastimarla. Sin embargo, le causó gracia y ternura verlo en su rol de padre, aunque a veces era gruñón igual se notaba que amaba a su hija, Emma se encargó de hacerle el masaje al pequeño Leo, el masaje tiene como propósito ocasionar una conexión entre los tres. Pregunto por Martin donde ella le manifestó que el fin de semana lo traía, donde debía aguantar su color rojo todos los días dejándolo perdido. Emma se río al ver su cara explicando el significado de cada color donde quedó sorprendido y la felicito por tan maravillosa idea de comunicarse con su hijo, donde debía enseñarle para poder comunicarse con él.
Después del masaje, Edison cargo a Lily para moverla despacio de derecha a izquierda primero y después de arriba a abajo con el fin de trabajar el sistema vestibular; el cual mucha gente desconocía pensando que solo teníamos cinco canales sensoriales pero en realidad eran siete donde uno era el vestibular que se encargaba del equilibrio, nivel de alerta de la persona y el último era el propioceptivo donde se trabajaba el esquema y la conciencia corporal, es decir, el conocerse a uno mismo y conocer al otro siendo consciente de las diferentes partes del cuerpo hasta lo más mínimo como las orejas y la nariz que muchas veces se olvidan al dibujarse. Edison estaba sorprendido del gran conocimiento que tenía Emma donde se sentía un líder en el tema de negocios y manada pero definitivamente la crianza y estimulación de niños quedaba nulo, además que le manifestó que esto no era solo con los niños, sino también con adultos y personas de la tercera edad.
Al finalizar la intervención, los dos se dirigieron hacia la oficina de Edison con los círculos de colores de Martin, donde Emma le iba a explicar cada uno de nuevo iniciando con el más fuerte en este momento que era el color rojo que significaba enfado, el color naranja miedo, color verde tranquilidad, color azul petición, color morado sueño y color rosado terapia. Edison pregunto si con Lily y Leo tendría que usar el mismo método, donde le manifestó que no era necesario porque ellos no tendrían dificultad en la comunicación, sino que su síndrome iba más hacia el desarrollo de capacidades y destrezas lentamente, a diferencia de los demás, pero con una buena estimulación iba a poder vivir adecuadamente en medio de la sociedad.
— Eres muy inteligente ¿sabes? — Dijo Edison al momento que se colocaron de pie para dirigirse hacia la puerta de la oficina, el corazón de él palpitaba a mil al tenerla cerca.
— Gracias, tú eres un gran alumno — Manifestó brindando una sonrisa sincera Emma, mientras observaba sus labios delgados y carnosos donde definitivamente quería besar ¿pero que estaba pensando? se cuestionó internamente, separando la mirada de ellos colocándose roja porque tal vez él se había dado cuenta.
— Color azul es una petición, ¿verdad? — Manifestó Edison con curiosidad, mientras señalaba el color en las manos de Emma quien asintió con nervios, no sentía esta sensación hace mucho tiempo hasta podría decir que nunca la sintió ni con su ex.
— Si, ¿por qué? — Preguntó Emma mirándolo directamente a los ojos mientras su corazón iniciaba a palpitar más fuerte — Porque quiero pedirte algo — Susurro Edison acercándose cada vez más a ella mientras sus labios se tocaban y sus respiraciones estaban agitadas, Emma había decidido cerrar los ojos para ceder donde Edison tuvo una sonrisa interna acercando sus labios hacia los de ella, sintiéndose mientras sentían chispas salir alrededor de ellos como si el destino se los estuviera pidiendo; pero no lograron la conexión profunda debido a que apareció la nona de Lily carraspeando, ocasionando que se separaran velozmente.
— Debo irme, gracias por todo y nos vemos mañana — Susurró Emma con su corazón alterado, dirigiéndose a la salida donde se cayó al suelo colocando sus manos al frente mientras pensaba en lo que estaba a punto de pasar, iba a besar a su jefe y le encantaba la idea.