Conquistandoté

1634 Words
Por su lado Emma, le pidió al pequeño Martin que se fuera hacia donde se encontraba el rompecabezas en 3D a construirlo con el círculo color rosado, para iniciar la terapia. Mientras que, con Lily la colocó sobre una pequeña vitrina que había de madera donde se encontraba una sábana color rosado de mariposas; subió las mangas de la camisa y del pantalón de la pequeña quien estaba tranquila no reaccionaba tosca ante ella sino al contrario, decidió sacar de su bolso primero una pelota con puntos áspera pasándosela donde sintió rechazo por parte de ella; así que decidió iniciar primero con las texturas suaves como el toque de las manos con una crema mientras se le hacía masajes circulares de arriba hacia abajo; dándose cuenta que era cosquillosa en las piernas. Después decidió pasar con el pequeño Leo, quien si toleraba la pelota con puntos ásperos dándose cuenta que así fueran gemelos, igual eran muy diferentes internamente. Estaba pasando un buen momento los cuatro juntos, donde Martin después del rompecabezas formó al león por una cara y al hipopótamo por la otra; decidió colocarlo a que le ayudara con los masajes de Lily y con Leo donde al inicio se resistió escondiéndose detrás de uno de los grandes cojines que había, pero decidió salir dejando el miedo atrás para ayudarle sintiéndose extraño; ya que él presentaba rechazo ante la textura o contacto físico con él otro, pero conectaba con la pequeña. En medio de la terapia, Edison decidió acercarse al cuarto abriendo la puerta lentamente para observar la escena; imaginando como la madre de sus pequeños hijos, realmente era una mujer sensacional. — ¿Necesitas algo, señor Brown? — preguntó Emma Sobresaltándolo al ver que se dio cuenta de su presencia, sin ni siquiera voltear a verlo. — Solo quería saber cómo iban las cosas, pero veo que están perfectas — Manifestó entrando a la habitación, donde Martin volteo a verlo, pero rápidamente quitó la mirada siguiendo en lo que hacía. — Le agradezco por la oportunidad, no solo por el trabajo si no que hoy vi un avance en mi hijo — Susurro con felicidad Emma al verlo conectado con la pequeña Lily, algo que era muy difícil que sucediera si no eran ella y su madre. — Con gusto, veo a mis hijos felices contigo al igual que yo — Comentó Edison, dándose una cachetada mentalmente por sus palabras tenía que atraerla no ahuyentarla, acercándose a ellas. — ¿Al igual que a mí? nuevamente — Susurró Emma intentando no darle importancia, aunque por dentro sintió su corazón moverse más rápido de lo normal ¿que producía este hombre en mí? pero sabía que amor no era, porque ella vivía y moría por Nicolas, aunque él no le prestara atención. — Si, has traído luz y felicidad a esta casa con tu presencia — Confesó Edison donde literal sentía eso, porque cuando ella no estaba se sentía angustiado, solo en su hogar debido a que hacía falta la parte femenina en su vida. — ¿Su mujer era muy especial? Perdón, mi pregunta, pero veo que usted es muy maternal — Interrogó Emma con curiosidad, porque se veía un hombre adorable donde los ojos de Lily habían brillado apenas sintieron su presencia. — Si, ella fue la mejor mujer que pude conocer. Me dejó un gran regalo, mis pequeños hijos son todo para mi — Susurro quedando a centímetros de ellos, mientras tocaba por la cintura a Emma al tocarla sintió un corrientazo que no había sentido nunca, cada vez confirmaba más que era la adecuada. — Señor… — Susurró Emma volteando a verlo con nervios en su mirada, pensó que su toque la iba a molestar y por el contrario iba a reaccionar mezquina. Pero no entendía, su toque le había causado un corrientazo especial. — Señor debemos irnos — Interrumpieron a Emma, uno de los guardias de Edison quien llegaba apresurado, él entendió el mensaje disculpándose para irse no sin antes darle un beso en la mejilla a los cuatro, sorprendiendo a Martin y moviendo sus manos ante su cachete quitándose la muestra de afecto y Emma sonrojándose sin saber qué hacer. Emma quedó plasmada por la reacción de Edison, porque a pesar de actuar impulsivo ella no sentía miedo ni desconfianza ante sus actos, aunque si le parecía extraño esas situaciones donde se desaparece sin explicación alguna, le causó risa la reacción que había tenido Martin ante la muestra de afecto, así que decidieron seguir en la habitación para terminar la terapia. Media hora después, llamó a la nona de Lily para que la llevara a la habitación propia de ella y se encargará de ella, igual con Leo, dirigiéndose hacia la puerta para volver a su casa al lado de su pequeño hijo. Cuando llegaron, su madre le pregunto cómo le había ido donde le contó toda la experiencia, omitiendo lo que había sentido y la forma de tratarla de su jefe; no quería que su madre se imaginara escenarios como siempre hacía pensando que iba a venir un príncipe azul que la iba a salvar de la miseria o tal vez querer revivir situaciones del pasado, pero ella sabía que todo había muerto en ese sentido desde la muerte de su padre. Decidió acostar a Martin a dormir, dónde estaba feliz por haber compartido con la niña y con ganas de volver a verla, realmente se encontraba sorprendida porque sentía que había una conexión especial entre ellos dos. Hablo con Nicolas por mensaje de texto donde le manifestó que la recogía al otro día para estrenar gimnasio, causando risa en ella porque no se imaginaba que fuera a responder si no al contrario que le iba a tocar hacer una caminata diaria como método de actividad física; sentía mariposas por él donde buscaba la forma de poder confesar sus sentimientos, pero todavía no se atrevía porque le daba miedo dañar la amistad de ambos o tal vez ser rechazada. Se recostó en su cama después de haberse puesto el pijama, mirando al cielo recordando los momentos especiales que había vivido con su padre. Edison por su lado, se había ido con su guardaespaldas nuevamente hacia donde se encontraba su escondite porque habían sido atacados financieramente; no era un empresario común y corriente si no que tenía bajo su mando una organización de mafia heredada por su familia; aunque había querido salir en un tiempo no lo había logrado y más con la muerte de su mujer, donde sus prioridades en este momento eran sus dos pequeños. William por su lado estaba investigando toda la vida privada de Sergio, pareciéndole impresionante cómo había logrado conseguir reconocimiento por medio de su empresa sin estar involucrado en algún negocio ilegal; pero lo más emocionante era haberse enterado de la existencia de sus hijos y de una terapeuta que estaba a su cargo, según tenía entendido ellas eran su debilidad y la peor arma era ir de frente, así que debía conocerse personalmente con aquella mujer misteriosa. Decidió vestirse formalmente como un ejecutivo mencionando su gran cadena de bares; indago sobre la rutina diaria dándose cuenta que ella asistía a un gimnasio antes de ir hacia la mansión de los Brown; resignado y con fastidio tuvo que cambiarse por un traje deportivo el cual le repugnaba entrando al gimnasio de barrio de mala muerte para él, por no ser algo con clase y adecuados materiales. Estaba concentrado haciendo ejercicio de aducción de la cadera, esperando la llegada de la joven que nunca apareció; así que decido preguntar al entrenador quien le dio la mala noticia que se había ido. Tenía mucha rabia e impotencia dentro por la pérdida de tiempo que había tenido, definitivamente el administrador de la sala de belleza cerca a la casa de esta mujer no sirve de nada, así que debía pagar con su vida. Ordenó a sus hombres a secuestrar para mandarlo a la bodega donde lo iban a torturar por medio de diferentes armas filosas porque algo que odiaba era las personas que hacían a medias su trabajo o sacaban su mal genio. Tuvo que devolverse a su apartamento, donde estaba caminando hacia el carro cuando chocó con una mujer donde por inercia logró agarrarla antes de que cayera al suelo. — Disculpe, no fue mi intención — Manifestó la joven viendo alrededor asegurándose que solo ella hubiera sido la herida. — Lo mismo digo, además usted viene acompañada de un bebe — confesó con cuidado William, no entendía esta variedad de sentimientos, pero sabía que se encontraba cerca su carnada — ¿Como es su nombre? — Mucho gusto, Emma Write — Comentó con una sonrisa angelical, donde cayó en cuenta que era la mujer que estaba buscando, la mujer a la que le iba a hacer daño — Él es mi hijo, Martín Write — Afirmó donde el niño ni lo miro, pero que mal educado lo tenía cuando estuviera en mis manos ese niño iba a aprender a respetar a los adultos pensó en su interior. — Un gusto, William — Contestó con formalismo, aunque se encontraba con la peor ropa que pudieran dar como primera impresión, ante otra persona — Disculpe mi torpeza, por mi culpa casi se lastima. — No te preocupes, fue un accidente — Respondió mirando con ternura a su pequeño hijo, aunque odiaba a los niños sabía en que se estaba metiendo y tendría que soportarlo para poder cumplir con su objetivo final, enamorar a la terapeuta del millonario perfecto. — ¿Quieres ir por una taza de té? — propuso William con el interés de poder sacar más información íntima de ella y hacerse más cercano, Martin por su lado se escondía detrás de su mano no le traía buenas espinas este señor dando miedo.
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