CONTRATADA AL CUADRADO

2183 Words
Al siguiente día, Emma decidió colocarse su uniforme de la universidad de color azul oscuro, era cómodo y se colocó una moña en su cabello formando un bollo, mientras se colocaba una pizca de rubor, pestañita y labial rosado claro. Había dejado al pequeño Martin en compañía de su abuela, recordando su rutina diaria donde no podía cambiarse algún paso con el fin de evitar alguna frustración en él sin la presencia de su madre. Edison por su lado se había colocado el traje más formal y limpio que tuviera, porque tenía que darle una gran impresión a su amada; mientras que a la pequeña Lily le coloco un vestido rosado acompañado de unos zapaticos blancos y a Leo un traje formal color n***o con su camisa blanca; mientras la esperaba jugando en su cuna. Sonó el timbre, ese momento sintió como si su corazón se saliera donde tuvo que resistirse dejando que la nona abriera la puerta para darle la entrada a Emma, mientras él esperaba sin interés arriba con sus pequeños hijos, aunque por dentro se moría por verla. Cuando Emma subió con la nona, Edison quedó sorprendido de cómo se veía tan hermosa incluso en su uniforme, saludándola brindándole la mano donde fue correspondida y enseguida Emma volteo a ver a la pequeña Lily. Emma inicio a examinar donde empezó con los reflejos que debía tener a esa edad; indagando si se encontraba presente el balbuceo, si la pequeña rolaba hacia los lados, su realizaba un adecuado agarre del dedo o de algún objeto además como reaccionaba ante texturas ásperas y suaves con el movimiento del cuerpo pasando enseguida con el pequeño Leo. Se dio cuenta, que ella presentaba algunos reflejos como la presión palmar que consiste en la reacción automática de apretar la mano al inclinar la cabeza hacia un lado, además su agarre esa suave para su edad y presentaba irritabilidad hacia las texturas ásperas teniendo hiposensibilidad, pero siendo consciente de que es prematura, además era muy tierna. — Te haré unas pequeñas preguntas, después te hago el plan de tratamiento e iniciamos — Manifestó Emma hacia Edison con una sonrisa sincera con la cual lo flechó, donde él asentía y respondía todas las preguntas. — Gracias, sé que serás una gran ayuda para ambos — Confesó Edison, abrazando a su pequeña donde cayó en cuenta del error, se había delatado. — ¿Ambos? — Interrogó sin entender Emma mientras recogía sus cosas, colocándolas de nuevo en la maleta. — Si, para Lily y Leo porque ambos entrarán en el proceso de las terapias — Contestó con nervios mientras dejaba a la pequeña Lily para coger al pequeño Leo entre sus brazos. — Está bien, ¿Necesitas algo más? — preguntó Emma con interés, adoraba la imagen de Edison con Leo y Lily porque hubiera querido un padre así de atento para su pequeño. — ¿Puedo preguntar algo íntimo? — Manifestó con nervios, dándole el biberón a Leo que había traído la nona hace un momento, quien se estaba encargando de Lily. — Claro, primero verifica si está caliente o frío antes de dárselo — Aconsejo Emma, haciendo caer en cuenta a Edison quien iba a dárselo sin problema le costaba mucho ser padre sin la ayuda materna. — Gracias, ¿Estás saliendo con alguien? — Interrogó con nervios, porque donde ella tuviera un comprometido o novio ocasiona que se dañará su plan. — Tal vez, quedará en duda — Contestó Emma brindando una sonrisa burlona por tal pregunta ¿A qué venía? — Nos vemos mañana — Dijo como despedida antes de salir de la habitación, hacia el gimnasio quedando feliz porque se había dado cuenta que no era tan mala persona como ella pensaba. Emma llegó al gimnasio donde se encontró con Nicolás, no podía negarlo sentía mariposas en el estómago cuando lo veía, pero era inalcanzable para ella por ser alguien rico y de estatus social. Aunque, él siempre le había manifestado la humildad que tenía igual no se arriesgaba a confesarse. Juntos hicieron la rutina completa, donde él era su inspiración para buscar tener un mejor cuerpo cada día, mientras la hacía reír entre sus chistes tontos. — ¿Cómo te fue con el jefe? — preguntó Nicolás con interés, quien era un don Juan sólo que a Emma la quería como una hermana. — Bien, conseguí trabajo — Respondió restándole importancia, no quería pensar en él al menos en este momento. — Él es una gran persona, su hija es hermosa mejor dicho ambos realmente — Pronunció Nicolás mientras le aumentaba peso a su máquina para realizar tríceps. — Si, la niña es hermosa igual a ti — Confesó Emma haciendo sonrojar a Nicolás, ellos siempre se hacían ese tipo de bromas para hacer reír al otro donde no se lo tomaban a mal pero eran conscientes que detrás de cada broma existía una verdad oculta. — Dime que estás enamorada de mí, no pasa nada — Manifestó con burla Nicolás, mientras tomaba agua. — Obvio, como eres tan irresistible — Contestó Emma salpicando la cara de Nicolas con una leve cantidad de agua de su botella. Quién no se quedó atrás, ya que realizó la misma acción riéndose ambos, pero ganándose a la vez un regaño del administrador del gimnasio por el daño que habían causado. — Nos van a echar — Manifestó Emma echándole la culpa a Nicolás por lo cometido, no podía pagar un gimnasio más caro. — Si nos echan, pagó el año en uno de los mejores gimnasios para los dos — Contestó triunfante, quedando como un príncipe ante Emma, aunque para su mala suerte sus palabras se volvieron real, porque les habían prohibido la entrada después de varios acontecimientos que habían provocado donde les devolvieron el adelanto y quedaron sin el pan y sin el queso. Emma decidió dirigirse para su casa, donde la estaba esperando su pequeño en compañía de su madre. Como siempre, les traía una bandeja de carne a los dos después de ir al gimnasio porque su hijo la amaba, le dolía ver que no se comunicaba fácilmente ni siquiera con ellas porque evitaba la mirada, se frustraba fácilmente y tenía problemas de lenguaje. Pero había buscado una forma de comunicarse con él, parecido a la lengua de señas solo que era a partir de los colores. Si Leo mostraba el color rojo significaba que estaba molesto, si mostraba el color naranja significaba que tenía miedo. A la vez, si mostraba el color verde significaba que estaba tranquilo, si mostraba el color azul tenía alguna petición o deseo y finalmente si mostraba el color morado significaba que necesitaba ir a dormir. Aunque, había sido difícil especialmente porque tenía apenas dos años, había podido comprender la forma de comunicarse mutuamente siendo un gran alivio para ella, porque aparte de ellos con el color rosado significaba terapia, donde ella estimulaba diferentes destrezas a partir del juego, Martin era y siempre iba a ser su bendición ante cualquier pronóstico o manifestación de alguna persona. Por otro lado, Edison debió dejar a los pequeños en compañía de su nona porque tenía que viajar a atender asuntos de su empresa, porque estaban siendo atacados por los enemigos donde debía ir a apoyarlos. Después de eso, Sergio llegó a su casa rendido saludando a sus pequeños después de haberlos abandonado unas horas, pero para él significaba semanas porque no quería volver a sentir ese sentimiento de perder a alguien, como a su prometida. Así que, decidió buscar en internet todo lo referente a la Terapia ocupacional dándose cuenta que era una carrera que se especialista en la rehabilitación en personas con discapacidad, pero también convencionales, es decir, sin ninguna discapacidad pareciéndole una gran oportunidad para quien lo estudiaba, porque no era para cualquier persona. Decidió pedir diversos materiales de internet para decorar una habitación exclusiva para las terapias de sus hijos, porque necesitaba verlos bien especialmente si iba a ser nombrado como el gran presidente de su empresa y la asociación que estaba formando siendo una gran responsabilidad. Emma se levantó con entusiasmo, porque primero iba a entrenar en un gimnasio nuevo y completo gracias a las tonterías de su amigo Nicolas; iba a conocer un poco más de su mundo y cómo actuaba ante la otra cara de la moneda. A la vez, porque había tenido permiso de llevar al pequeño Martin a la terapia con Lily y Leo para hacerla conjunta, aunque tenía claro que la prioridad en ese momento era los pequeños, había leído en internet sobre el síndrome de Down que se manifestaba como un cromosoma adicional en el 21 ocasionándola, se evidenciaba especialmente por las características físicas en la cara pero eran muy importantes, tenían un alma pura de ángel que iban a tener toda su vida haciéndolos únicos, su intervención se basaba específicamente en estimulación de las diferentes destrezas y en su secuencia de desarrollo, debido a que era más lenta y más en este caso que los pequeños habían nacido prematuros, pero iba a actuar como siempre con todo su amor y dedicación ante su carrera y las personas. Se despidió de su madre, cogió un taxi con el pequeño Martin donde le pidió que llevara la secuencia de colores, para comunicarse desde allí. Cuando llegó Martin se sorprendió al ser una casa tan enorme, debido a que casi nunca salía de sus sitios de confort; Emma temía que esta experiencia le causara algún retroceso, pero hasta el momento todo iba bien. Timbraron, saludaron al ama de llaves y se dirigieron al segundo piso a la habitación adecuada para las terapias. Emma quedó sorprendida porque la primera vez que vino, no la había visto donde tenía todo lo que había soñado, ella quería montar su propio consultorio, pero el dilema era el dinero. Sin embargo, iba a tener de todo para ayudar a estos dos pequeños. — ¿Muy poco? si es así, mandó a traer más cosas — Manifestó Edison por detrás de Emma haciéndola brindar de la impresión, mientras el pequeño Martin volteaba a verlo. — Para nada, al contrario, está muy completo — contestó Emma con una sonrisa angelical mientras le mostraba a Martin el círculo color verde para que supiera que podía estar tranquilo, iba a ser alguien de confianza. — Me alegra, la nona trae la niña — Susurro mientras miraba directamente a Emma, el pequeño Leo ya se encontraba en la habitación; la observaba donde veía lo hermosa que estaba y las ganas que tenía de darle un beso. — Un gusto, señor — Pronunció el pequeño Martin, llamando la atención de Edison quien le sonrió y le brindó la mano la cual fue correspondida, pero se dio cuenta que no lo miraba fijamente, haciéndose extraño. — Niño, debes mirar a los adultos es una falta de respeto — Manifestó con molestia la nona, porque sabía que a su jefe no le gustaba esos actos; menos de niños malcriados. — Lo siento, pero primero no es niño se llama Martin — Afirmó Emma con el semblante serio, mientras su pequeño la abrazaba por las piernas escondiéndose mientras mostraba el círculo naranja manifestando miedo — Segundo el esta diagnosticado con autismo, si no tienen idea de la patología les comunico que ellos no mantienen la mirada fija, así que pido una disculpa para él. — Lo sentimos, no fue nuestra intención — Manifestó Edison mirando mal a su nona, si se quería evitar un regaño igual lo iba a tener — ¿Nos perdonas? — Preguntó con inocencia hacia Martin mientras se agachaba a su nivel, sabía de la pediatra de sus ojos que a los niños debía uno bajarse a su mismo nivel para que no sintieran miedo, sino al contrario calma. — Si, no se preocupe — Susurro escondiéndose nuevamente en las piernas de su madre, tenía miedo hacia esa señora, pero raramente le daba tranquilidad la presencia de ese hombre. — Por favor, entrégale la niña a Emma, ella se encargará de todo y creo que mejor no cuente con tu presencia — Manifestó Edison ante la nona, aunque su pensado inicial era que ella les ayudara se había dado cuenta de la mala conexión que hubo entre ellos y ella y si lo ponen a escoger prefería estar con su amada, antes que con cualquier otra persona más. La nona hizo caso sintiéndose mal, ella no tenía ninguna intención de haber lastimado al niño solo esperaba poder arreglar el mal entendido más adelante; entrego a Lily a Emma quien agradeció y entró a la habitación con su pequeño Leo. Edison por su lado, también entró un momento para estar seguro que no necesitara nada y se fue a su oficina, pensaba pasar en unos minutos porque necesitaba saber más de ella y su entorno. Entró disimuladamente, observando cómo se encontraba jugando con los tres pequeños, sorprendiendo de su habilidad mientras su corazón latía a mil porque solo quería acercarse, hacerla suya y declarar sus sentimientos mientras se imaginaba el sabor y sensación que tendría al tener sus labios sobre los suyos.
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