Zeus

1559 Words
El sol se había estado colando a través de su ventana, por ello, había bajado las cortinas de su estudio, odiaba la luz dorada de los rayos del sol, en momentos como ese, sentía odiar todo lo que lo rodeaba, hacia unas semanas que su madre había muerto, y su hermano menor se había escapado de la mansión, había estado buscándolo sin éxito, aunque, con sinceridad, no deseaba encontrarlo, Hades se había convertido en una molestia, un adolescente caprichoso y empedernido en conseguir una venganza absurda, lo había dejado solo, se había rehusado a escucharlo y ahora tenia que lidiar con el pésimo humor de su padre que comenzaba a volverlo loco, solo tenia 20 años, 4 mas que su hermano, y quizás, era por eso que veía las cosas desde un panorama diferente, mas maduro, leyendo con mediana atención los documentos de las empresas de los Dogaru, respiraba profundamente intentando no pensar demasiado en su madre y su hermano, por supuesto, el también estaba sufriendo por la perdida de la mujer que le dio la vida, Zinerva también había sido su madre y lo seria siempre, Zeus también ansiaba venganza, ansiaba que su padre pagara por lo que había hecho y se culpaba a si mismo por ser tan cobarde y no defenderla, el era el mayor, desde que tenía memoria había aprendido a temerle a Krónos Dogaru, y el terror que sentía hacia su progenitor, era tanto que le paralizaba las piernas, desde que tuvo conciencia, fue testigo primero que Hades, de aquellas terribles y brutales palizas que su madre tenia que soportar, viendo como nadie en la mansión o los allegados, familia, propios o extraños, hacían nada para frenar aquello, la hermosa mujer a la que amo más que a su vida, siempre intento protegerlos a ambos, pero el, lo sabia aun mejor que su imbécil hermano menor, el poder lo era todo, solo el poder podía vencer a Krónos en su propio juego retorcido, el padre de ambos tenia mucho de ello, y por ende, su principal objetivo ahora, era ser el heredero que Krónos necesitaba que fuera, de esa manera, el conseguiría destruir desde dentro, todo lo que aquel infame maltratador había conseguido durante toda su vida, despojarlo del control de los Dogaru, para en un momento dado en el futuro, obligarle a ver con sus propios ojos, todo lo que siempre mas valoro, sumergido en el fango, Hades había dicho que se marcharía para vengarse, no tenia idea de que es lo su hermano estaba haciendo o tenia planeado, y francamente no le importaba ya, se sentía herido, abandonado para el solo cargar con todo lo que Krónos era, sufriendo la perdida de los dos únicos seres que le habían importado siempre, la madre y el hermano, y eso, no se lo perdonaría a Hades jamás. – Señor, su padre desea verlo, le espera en su estudio privado – Dijo uno de los sirvientes, uno de todos aquellos que nunca movieron uno solo de sus dedos para ayudarlos cuando Krónos masacraba a golpes a su madre. – Iré en seguida – respondió con frialdad y desdén Zeus. Caminado entre los pasillos hacia el estudio de Krónos, Zeus observaba los cuadros que el mismo había pintado, en cada uno de ellos, sus eternos protagonistas, eran Zinerva y Hades, danzando, jugando, o tan solo sentados, en aquellos bastos y enormes jardines que se hallaban en los territorios Dogaru, la sonrisa infantil de su hermano, una vez había sido todo cuanto le importaba junto a su madre, aun recordaba cada momento a su lado, desde el día en que nació y su madre se lo mostro por vez primera, aquellos ojos zafiro idénticos a los suyos, y que, por demasiado tiempo, intento proteger, Hades, había sido un niño sumamente dulce y tierno, aunque con aquel carácter indomable que, a pesar de su corta edad, desafiaba incluso al padre de ambos, aun podía verlo arrojándose con sus pequeños puñitos cerrados, intentando defender a Zinerva, tan solo para recibir el mismo, un golpe de parte de su progenitor que lo derribaba de inmediato, siempre había admirado y odiado eso de él, aquella socarronería tan nefasta que lo ponía en peligro, el nunca había sido capaz de hacer eso, el miedo lo paralizaba, y en cambio Hades, siendo menor, tenía la valentía y el carácter tan fuerte para hacer cosas que para otros serian francamente imposibles de replicar, su corazón le dolía recordando todo aquello, ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo su hermano, su eterno compañero de juegos y escondites, lo había dejado solo con el hombre que ambos odiaban tanto? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué lo había dejado atrás? Nunca tendría la respuesta, y nunca podría perdonarlo, eso era todo lo que sabía. Entrando en el estudio de su padre, pudo verlo sentado con su típica arrogancia en aquel costoso sofá de cuero, Hades tenía mucho de él, el mismo porte altanero y arrogante, la misma mirada fría, aunque, con el color de su madre, aquella presencia que inspiraba terror y te avisaba como un instinto mandado directo a la piel, sobre el peligro que tenías por delante. – ¿Me llamaste padre? – cuestiono Zeus con indiferencia. – Si, quiero saber si tienes alguna noticia sobre el paradero de tu hermano – exigió saber el cruel patriarca de los Dogaru. – Nada aun, es como si se lo hubiese tragado la tierra, pero seguirte buscando – respondió Zeus con aire indiferente. – Bien, quiero que dejes de buscarlo, es evidente que Hades no desea ser encontrado, no necesito perder mi tiempo ni el tuyo, en un hijo ingrato y cobarde que no duda en mostrar sus lagrimas frente a todos, quería felicitarte por no derramar una sola de tus lagrimas en el funeral de Zinerva, parece ser que de los dos, tú eres el único que tiene la determinación de dirigir con puño de hierro a nuestra familia, cuando cumplas los 25 años, será a ti a quien deje a cargo de mi imperio, has demostrado ser digno de mi confianza hijo mío, en cuanto a tu hermano, no quiero volver a saber de él, así que si llegas a encontrarlo, no me lo digas, Hades tiene prohibido regresar a la mansión hasta que yo lo permita de vuelta, veremos si la calle le ayuda a entender que su lugar era aquí a mi lado, nadie mas lo ayudara, le he prohibido a todos nuestros parientes y conocidos que le extiendan una mano de ayuda, quiero que sufra, que sienta la verdadera desesperación, y cuando ya no pueda más, y se humille ante su padre, entonces, solo entonces, le permitiré volver a mi lado – dijo Krónos con crueldad. Zeus, miro fijamente a su padre, ese era Krónos Dogaru, el peor de los hombres, la escoria de la mas alta alcurnia de Italia, y también, el hombre al que mas odiaba junto a su hermano. – Sera como tu ordenes padre, me halaga que confíes en mi para dirigir tu imperio – respondió Zeus inclinándose en señal de respeto, para luego salir de aquel lugar terriblemente asfixiante. Apretando sus puños hasta lastimarlos, Zeus sentía su sangre hervir de rabia, ¿Realmente lo había felicitado por no llorar la muerte de su madre? Esa maldita escoria lo pagaría caro, no lloraría, no aun, no se permitiría llorar por la hermosa mujer que le dio la vida, hasta ver a su padre sumergido en el fango, no era un estúpido sentimental como Hades, no se permitirá desahogar su dolor hasta ver cumplida su propia venganza, no derramo aquellas lagrimas para hacer sentir orgulloso a ese imbécil arrogante que tenia por padre, si no, por aquella promesa en silencio que le hizo a su madre amada, nadie lo entendería, tampoco le interesaba que pudiesen entenderlo, el tenia su propia manera de ver y hacer las cosas, y no perdería ante su hermano, el vencería primero a Krónos y después, le restregaría aquello en la cara a su hermano. Mirando de nuevo aquellos cuadros de lienzo que el mismo pinto, se sintió aun mas enojado, no tenia derecho a pensar en tiempos felices, no tenia derecho a recordar lo que había perdido, no se permitiría hacerlo hasta culminar su propia venganza. – Hey tú, quiero que quiten cada cuadro donde Zinerva y Hades aparezcan y los lleven al desván, no quiero ver ni un solo retrato de mi madre o de mi hermano, ¿Has entendido? – ordeno Zeus con frialdad al primer sirviente que se encontró en su camino. El sirviente, temeroso de su amo, asintió y busco a otros que le ayudasen a realizar la tarea, Zeus, poco a poco observaba como aquellas paredes repletas de hermosos recuerdos, quedaban vacías, dejando solo el prístino blanco a la vista, había tomado una decisión, quizás, alguna vez, los caminos de el y su hermano volverían a cruzarse, y cuando aquello ocurriese, ya decidiría que hacer con él, mientras tanto, se enfocaría en su propia venganza, dejando de lado sus sentimientos hacia su madre y su hermano.   Zeus Dogaru, el primogénito, el que no sabía perdonar, aquel niño temeroso que una vez amo a su madre y hermano, se había convertido en un hombre frio, cruel y calculador, que no se detendría hasta conseguir todo lo que deseaba.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD