Escuche cada palabra que Catalina había dicho, cada parte de la historia eran tan dolorosa que sentía que sus heridas me dolían a mi también. Pero de alguna manera aquello me molestaba, me molestaba que me doliera, me molestaba que me importara, me molestaba sentir tanta empatía por lo que había sufrido y pasado. «¿Por qué te molestas, Steven? ¿Por qué te importa?» Pero supongo que de alguna manera era imposible no sentir nada, pues había pasado un infierno y sin embargo siempre sonreía. Cuando iba narrando su historia, no pude evitar recordar su actitud en la cafetería del aeropuerto, en el avión, en todas partes que me la estuve encontrando casi como si la vida me dejara un camino de migajas hacía ella. —¿Así fue como lograste salir de allí? ¿Cómo lograste salir de allí? ¿La enfer