PETER SE DESESPERÓ. Ya había pasado más de tres horas desde que todos regresaron al resort. Él dejó a las amigas de Alison en su habitación y volvió rápidamente a bajar la montaña en busca de Alison. Recorrió no más de un kilómetro cuando se dio cuenta que la profesora lo estaba siguiendo.
—Señor Jensen. — dijo la profesora jadeando de cansancio — Usted va demasiado rápido y no pude alcanzarlo antes. ¿Acaso no escucha que lo he estado llamado?
La profesora se derrumbó al lado de un árbol y Peter la ayudó a sostenerse. Si se caía por el borde podría causarse alguna lesión y sería enteramente su culpa.
—Lo siento mucho, no escuché nada. Creo que estaba muy concentrado.
—No importa si lo siente o no. Debe regresar ahora mismo. No está permitido salir a estas horas de la tarde. Si tropieza o se pierde podría ser peligroso.
—Pero profesora tengo algo que hacer.
Peter no podía decirle que Alison estaba desaparecida. Si lo hacía solo causaría problemas y quizá podría poner en riesgo a otras personas. Así que mantuvo el silencio.
—No hay nada ahí abajo que pueda ser tan urgente. Así que le pido que regrese de una vez antes de que tenga que suspenderlo por desobediencia.
Como no quería causar problemas a mortales comunes tuvo que hacer caso y resignado volvió a subir la montaña exactamente por donde había venido. Después de algunos tropiezos de parte de la maestra y unos minutos de desesperación llegaron de vuelta al resort donde Peter fue regañado por segunda vez y mandado a su habitación.
Se derrumbó sobre su cama mirando fijamente la cama de Alison. ¿Por qué había desaparecido? ¿Había sido secuestrada? ¿No dijo que tenía miedo de los monstruos de por aquí? ¿Por qué no fue a buscarla antes? Así Peter llenaba su cabeza de muchas preguntas y una que otra tontería que se le ocurría, pero siempre terminaba culpándose de que Alison no estuviera ahí.
Entonces alguien tocó la puerta y el corazón de Peter comenzó a latir rápidamente. Se paró dando un brinco y abrió a puerta con la esperanza de verla.
—¡Alis--! Ah. Mery. Eres tú.
Podías sentir en su voz como si el mundo se derrumbase a su alrededor.
—¿Aún no llega? — preguntó claramente preocupada su amiga — Ya es bastante tarde ¿no es así?
—Estoy preocupado. — admitió con la voz a punto de quebrarse — Creo que saldré a buscarla otra vez.
—Solo haz que no te atrapen. No queremos que otro de nosotros se pierda.
Mery le dio una linterna de quién sabe dónde y se fue. Peter cerró la puerta y comenzó a preparar una mochila de emergencia. Cuando estuvo todo listo volvieron a tocar la puerta.
—Ya estaba por salir, Mer—
Peter se sorprendió bastante. Abrió mucho los ojos y la abrazó. Alison había vuelto. Su querida amiga que estaba perdida había regresado.
—¡¿Dónde estabas?! — dijo cuando entró en razón
—No es nada. — dijo ella fríamente — Tenía que hacer algo.
—Pero ¿estás bien? ¿Qué pasó? Es super tarde.
—Ya lo sé. Me perdí. Eso es todo.
—¿Quieres ir a cenar? Debes estar hambrienta.
—Ya comí. Gracias.
Alison pasó por un lado y dejó a Peter super confundido.
—Te siento rara. ¿Está todo bien?
—¿No puedes dejar de preguntar? Todo está bien. Solo estoy cansada.
—Claro…
Alison se subió a su cama y se tapó rápidamente con sus sábanas. Al parecer no estaba de buen humor. La frialdad en sus palabras Peter nunca las había sentido de esa manera. Quizá había pasado algo que ella no quería contar… Peter respetaría eso. Después de todo ella estaba de vuelta y eso era todo lo que le importaba ahora.
*
Cuando amaneció Alison estaba hablando por celular. Esto era muy extraño pues los semidioses y legados tenían prohibido acercarse a los dispositivos electrónicos por las ondas que podrían atraer monstruos. ¿Por qué ella se arriesgaría tanto con esto? No tenía sentido.
—Todo está bien. — fue lo único que él alcanzó a oír.
—Buenos días. — le dijo a Alison y ella colgó rápidamente ocultando el celular.
—Buenos días. — le dijo ella con una sonrisa — ¿Vamos a desayunar?
—Claro.
Minutos después cuando bajaron las escaleras Peter sintió que algo estaba realmente mal. El gran buffet del desayuno esperaba por ellos. Como aún era muy temprano no había personas desayunando y se encontraba vacío el espacio. Alison fue directo a coger un plato hondo y se separó de Peter. Él veía como Alison asaltaba la carne asada como si pudiese comerse todo eso ahora. A pesar de ver lo extraño que era Peter intentaba convencerse a sí mismo que todo estaba bien.
*
Cuando Alison comenzó a coquetear con Mathew, Peter ya no podía seguir ocultando su preocupación por ella y su actitud fuera de lo normal. Ahora no solo era coqueta sino que también estaba evitándolo y eso no le gustaba para nada. Alison riéndose al lado de Mathew lo ponía celoso y los toques ligeros entre ellos lo estaban volviendo loco
Cuando Mathew acarició el rostro de Alison y ella se dejó, Peter sacó fuerzas de quién sabe dónde y se enfrentó Alison.
—Ven conmigo. — Peter la tomó del brazo y la jaló hacia un lado donde nadie pudiera verlos o molestarlos — Tenemos que hablar.
—Me lastimas. Suéltame.
No podía soportarlo más, era como si le hubiera pasado aquella noche que se perdió. No era normal que ella sea coqueta y especialmente con Mathew porque ella sabía que él estaba loco por ella. Peter estaba celoso y no lo iba a negar.
Peter no se detuvo y la guió hasta las afueras de la sala del buffet. Bajaron las escaleras y entraron en una sala vacía donde no había absolutamente nadie.
—¿Qué sucede, Peter, querido?
—Estás demasiado rara hoy. Es suficiente. ¿Qué te pasó anoche? ¿Por qué no avisaste que te ibas?
—Ya te dije que me perdí, es todo.
—Alison. Dime la verdad.
De pronto, como nunca, la cabeza de Peter comenzó a funcionar. Ideas que comenzaron a cobrar sentido si las analizaba en conjunto. No era la primera vez que conocía a alguien con un comportamiento errático como el de Alison…
—Me gustas. — dijo él sin dar más explicaciones.
Alison lo miró y sonrió. Se lanzó a abrazarlo con una gran alegría.
-Oh, Peter... Estoy tan feliz. A mí también me--
Alison no habló más se quedó completamente callada. Miró hacia abajo y observó que Peter la había atravesado con su espada y su rostro mostraba ninguna emoción.
—Parece que sí te diste cuenta al final.
—Es degradante que te hicieras pasar por ella. Es obvio que no eres Alison.
—Fui muy buena en mi actuación. ¡Incluso dijiste que te gustaba!
—Alison me golpearía si dijese algo como eso. Ella jamás me abrazaría de esa forma.
La Alison falsa sonrió maliciosamente y dejó de verse como Alison. Era una empusa. Tan horrible como las otras empusas a las que Peter se había enfrentado con anterioridad.
Peter retiró su espada del vientre del monstruo y la empuñó otra vez.
—Ahora, antes que mueras, dime dónde está la verdadera Alison.
—Jamás.
Y la empusa se dispersó en un polvo dorado que quedó en el piso. Otra vez Peter se encontraba solo... y ahora confirmaba sus sospechas. Alison estaba en problemas... y él tenía que salvarla.
*
—Hey, Jensen. — nuevamente era Mery — ¿Y Alison?
—Tuvo que salir. Creo que volvió a su habitación... Se sentía mal y quiso regresar.
—Oh, ya veo. Iré a verla en la noche. Espero que se mejore.
Mery se fue y Peter entró en pánico. No tenía ni idea de a dónde se habían llevado a Alison y debía darse prisa. Con el paso de los años y la infinidad de problemas y aventuras a las que se había enfrentado, algo que había aprendido a las malas era que cuando alguien desaparece significa peligro de muerte. Antes podía contar con la ayuda de Anell para que ella sea quien descubra pistas y demás cosas para dar con el paradero de los secuestrados, pero esta vez se encontraba completamente solo. En cero. Sin ninguna pista útil y estaba entrando en desesperación.
¿Por qué Alison desapareció? ¿Por qué una empusa pondría tanto trabajo y su vida en riesgo para ocultarme que Alison estaba desaparecida? ¿Existe la posibilidad de que ella huyera…? No eso no era posible. Ella jamás lo dejaría de tal manera, sin una nota o un aviso. Si Alison tenía que irse de emergencia al menos se lo hubiera dicho. Peter tenía plena confianza de ello.
De pronto se le ocurrió una gran idea. Una que nunca podría haber pensado, pero situaciones extremas requieren medidas desesperadas.
Consiguió unos tapetes floreados de la tienda de souvenirs del resort y comida del buffet. Se aseguró esta vez de que nadie lo siguiera y se adentró en el bosque. Ahí dentro de los árboles donde nadie lo iba a molestar u observar extendió el tapete y colocó la comida en orden como una ofrenda. Solo una vez había visto a Niko Addazio invocar a los muertos. Puede que él no sea un leago de Hades, pero tenía fe en que podía funcionar su idea.
—Izanami. Diosa de los muertos, muéstrate… Yo te pido humildemente que te muestres.
—Sabes, querido, no era necesario nada de esto. — su voz apareció de atrás de él rápidamente.
Peter volteó la cabeza y ahí esta la diosa… otra vez tomando la forma de Alison en un kimono morado. Los cabellos oscuros y los ojos morados eran idénticos. La piel blanca y tersa de Alison también estaba bien representada. Dioses, la extrañaba.
—Te he estado siguiendo todo el día y he visto lo desesperado que estás buscando a mi pequeña nieta humana. Es tan… heroico.
—Tiene que ayudarme. No puedo darme el lujo de perderla. Se lo pido.
—¿Lo haces por Dionisio? Porque él no merece tener a mi nieta. Es un incompetente bueno para nada que…
—No. Lo hago por mí. No quiero perderla.
En el rostro de Izanami/Alison se esbozó una ligera sonrisa. Ella sabía que podía aprovechar los sentimientos de Peter Jensen para cumplir su cometido. Esto Peter lo sabía, pero no le importaba: haría lo que sea por encontrarla.
—Me das tanta lástima. Un hijo de un dios griego del mar pidiéndole ayuda a una diosa japonesa. ¿Qué te hace pensar que te ayudaré? No eres digno.
—Si encuentro a salvo a Alison y la llevo con su padre... le juro por todos los dioses del Olimpo que iré yo al Inframundo con usted en lugar de Alison. Haré cualquier cosa que usted me pida. Pongo mi vida a su disposición.
Izanami sonrió. Era la oferta de su vida.