—BÁSQUETBOL
Peter se quedó callado unos segundos tratando de procesar la información. ¿Había escuchado bien? ¿Acaso dijo básquetbol? Luego de darse cuenta de que escuchó correctamente, comenzó a reírse como si fuese el chiste más gracioso que había escuchado en toda su vida.
—¿AH? — Alison se enojó con él — ¿De qué te ríes ahora? ¿Acaso es tan difícil de creer que juego básquetbol?
—Ohhhh. Es solo que en el vóley te lastimaste. — Peter sostuvo su abdomen como si fuese a salirse de tanto reírse — No puedo imaginarte corriendo de un lado a otro y saltando para encestar con esos pies tan frágiles.
Alison frunció el ceño. Peter solo le daba razones para enojarse.
—No tengo pies frágiles. En cualquier otro deporte que no sea básquetbol soy pésima ¿sí?
Peter solo sonrió. No le creía absolutamente nada pero se alegraba un poco de que al menos estuviesen manteniendo una conversación normal sin tener que recurrir a amenazas de muerte o duelos unilaterales por parte de ella. Así, conversando sobre trivialidades, llegaron a la casa de Alison donde la pequeña Heidi los esperaba con una brillante sonrisa en la puerta.
—Mamá dijo que me lleves al centro comercial. — dijo jalando el brazo de su hermana mayor.
Heidi Phelps podía tener diez años pero seguía siendo muy infantil y hasta un poco caprichosa, y esto en parte era culpa de Alison por andar siempre engriéndola demasiado. Ahora que era tiempo de ponerse firme era imposible de lidiar.
—No puedo ahora. Tengo deberes que terminar. Será otro día. — dijo Alison pasando por la puerta y tirando su mochila sobre el sofá.
Heidi dejó de sonreír y puso una cara de cachorrito amenazando con ponerse a llorar. Allison era débil por su hermana y Heidi se aprovechaba de eso constantemente.
—Está bien. — dijo Peter revolviendo los cabellos de la pequeña — Yo te puedo llevar.
Heidi se emocionó. Recobró la sonrisa y abrazó fuertemente a Peter Jensen que estaba feliz de poder hacer feliz a la niña, pero por otro lado…
—¡Por supuesto que no! — dijo Alison — Jensen, estás haciendo que sea débil. No debes engreírla.
—Pero aún es una niña. — le respondió él un poco triste — Mírala. Solo quiere ir de paseo.
Peter no tenía hermanos menores a excepción de algunos legados de Poseidón… pero no era muy cercano a ninguno de ellos pues siempre existe una gran diferencia entre un semidios y un legado. En el Refugio no había muchos niños a quienes engreír así que estaba feliz de dejarse manipular por Heidi.
—Bien. — accedió Alison — La llevaré yo.
—¡No! — Heidi estaba más que aferrada al torso de Peter — Quiero ir con el hermano Peter.
Mientras Peter estaba completamente conmovido, Alison se encontraba sumamente molesta.
—¿Estás rechazando a tu propia hermana? — le recriminó a la niña — ¿Me rechazar por este idiota?
—¿Y si vamos los dos? — dijo Peter sonriendo para tratar de calmar un poco a Alison pero a la vez cumplir el deseo de la niña.
Alison suspiró profundamente, lo pensó y terminó accediendo. Así Heidi sonrió y tomó su mochila para salir con su hermana y Peter Jensen. Alison la llevó al centro comercial a ver una película que se había estrenado y Heidi moría por ver. En el cine Heidi estuvo emocionada mientras que Alison se quedó dormida y terminó babeando todo el hombro de Peter, pero a él no le importó. De hecho, Peter pensó que Alison se estaba esforzando mucho en ser una buena hermana para Heidi y quizá eso la tenía un poco exhausta. Cuando la película terminó, Peter despertó a Alison cuidadosamente pero cuando ella se dio cuenta que había estado durmiendo sobre el hombro de Peter, terminó dándole un golpe al desafortunado semidios. Luego de eso fueron a comprarle un helado a la niña y útiles para la escuela que necesitaba.
De vuelta en casa las cosas siguieron como siempre, Alison insultaba a Peter a diestra y siniestra por nimiedades mientras que él solo le decía que se calamara. Peter no era un pacifista en absoluto, pero al menos quería llevar la fiesta en paz con Alison para ganar su confianza y arrastrarla al Refugio.
—Hey. — le dijo él a Alison desde el sofá — ¿Tienes una moneda plateada?
Alison revisó en su bolsillo y encontró su última moneda.
—¿Para qué la quieres?
—Debo llamar a Anell…
—Si con esto te vas más rápido tenlo.
Peter atrapó la moneda que Alison le lanzó y salió corriendo al baño. Empozó el agua en el fregadero y sumergió la moneda de plata para poder realizar la videollamada. De pronto la imagen de Anell apareció reflejada en el agua. Ella estaba sentada en su litera revisando unos planos. Su largo cabello rubio cubría su rostro pero no impedía su concentración. A su lado estaba su hermano, bueno, medio hermano. Maurice, un legado de Atenea al igual que ella. Estaban discutiendo acerca de algunos errores en los planos que había enviado la división de Hefesto.
—Anell. — Peter la llamó.
Cuando Anell escuchó la voz de Peter le hizo una señal a Maurice para que se retire y los deje a solas.
—Hey. ¿Cómo te va? — le preguntó ella con una sonrisa
—Pésimo. Alison es todo un problema. No se quiere mover de aquí en absoluto.
—¿Quieres que vaya y la traiga por ti? Puedo ser muy persuasiva. — dijo con una sonrisa torcida.
—No es necesario. Puedo hacerlo yo mismo con algo de tiempo.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Tendrás que disculparme, Anell, pero tardaré un poco en volver. Dionisio dio órdenes de quedarme hasta que encuentre la oportunidad para traerla con engaños.
—Eso te tomará tiempo. Eres una cabeza hueca después de todo.
—Lo mismo dice Alison. — murmuró para sí y añadió: — Sea cual sea el caso tardaré. Solo no te molestes conmigo ¿sí?
—Haz lo que quieras. — dijo la rubia muy molesta.
De pronto el agua se arremolinó y la imagen desapareció cortando la conexión. Estaba exhausto luego de aquella conversación. A veces Anell podía ser un poco tóxica y celosa. Peter estaba seguro de que Anell estaba molesta con él y seguramente estaba pensando que él se estaba quedando porque así lo quería, pero no podía hacer nada desde aquí para aclarar el problema.
Resignado, salió del baño y se encontró con que Alison estaba tomando su bolso y sus llaves dirigiéndose a la entrada.
—Me voy. Cuida a Heidi hasta que regrese. — anunció.
—¿Qué? No puedes irte así como así y dejarme con una niña. Es una mala idea ¿sabes?
—No pienso llevarla conmigo. Te quedas un rato y punto. Solo será una hora.
Alison salió y cerró la puerta fuertemente detrás de ella. Peter estaba confundido, ni siquiera le habían dicho el por qué y ahora estaba a cargo de una niña. Heidi salió de su escondite detrás de una columna y se acercó a Peter con una sonrisa maliciosa muy parecida a la de Alison. Realmente era una mini-Alison.
—Uhm… ¿Quieres ver una película? — le preguntó él sin saber qué hacer — Creo que Alison va a tardar un poco.
—Tengo una mejor idea. — dijo frotando sus manos como si tramase un plan — Sé que será mucho más entretenido que ver una película.
Peter escuchaba atentamente.
*
—Se va a molestar cuando se dé cuenta.
—Pero valdrá la pena.
—Bien dicho, mini-Alison, eres una mente criminal.
Peter y Heidi empezaron a seguir a Alison por curiosidad. Ninguno de los dos sabía a donde iban, solo se enfocaban en esconderse y seguir como espías a Alison.
—Alison suele salir los martes en la noche y me quedo sola.
—Ya veo... entonces no es la primera vez que sale así. Es un caso para investigar.
—Así es, detective Peter. Llegaremos al fondo del asunto.
Alison caminó tarareando todo el camino hasta un parque donde estaban unos chicos jugando al futbol.
—Llegas particularmente tarde hoy, Li. — una melodiosa voz salió de las sombras.
—Fueron solo unos segundos, Ryo. — le dijo ella dejando a un lado su bolso.
—45 segundos. — dijo otro más — ¿Estuviste muy ocupada hoy? Es extraño porque siempre llegas a tiempo.
—Bien, bien, correré la próxima. ¿Comenzamos?
El farol iluminó el parque y mostró los rostros de los cuatro chicos. Todos eran altos y estan vestidos con shorts y camisetas de deporte. Alison se quitó la chaqueta y sacó un balón de básquetbol de su bolso. Dribleó un par de veces y desde donde estaba lanzó. Diez metros de distancia la separaban de la canasta y aun así encestó.
—Lo que se esperaba de Li. Me encanta. — un chico de ojos verdes y cabellos castaños.
—Calla, Ryo. — dijo ella corriendo a robar el balón de otro chico que lo había recogido — Odio cuando dices tonterías.
Alison dribleó y estando cerca de la línea de área saltó, dio una vuelta y encestó. Peter y Heidi estaban escondidos tras un arbusto y quedaron impactados por la habilidad de Alison en el juego. Peter se retractó, ella era sorprendente.
—¿Siempre es ella así? — le preguntó Peter embobado a Heidi.
—No conocía a Alison de esa manera... ¡Es genial!
—Esa es nuestra capitana. — dijo el de lentes.
—No se queden atrás. — dijo el castaño de Ryo — Damian, Alex, formación A3, no dejen pasar al amor de mi vida.
—¡¡DEJA DE LLAMARLA ASÍ!! — dijeron los dos al mismo tiempo e intimidaron a Ryo.
—Ese tipo Ryo me molesta. — le murmuró Peter a Heidi quien se divertía mucho de la expresión de rabia de Peter — ¿Quién se cree que es ese para hablarle así a Alison?
—Es el mejor amigo de Alison y el segundo mejor en la escuela en básquetbol, Ryo Campbell.