Harry
Me quedo observando el lugar por donde salió con la canasta en la mano, mis ojos van desde la puerta a mis manos una y otra vez como si en ella encontrara la respuesta que tanto buscaba, aquello que me dijera que estaba alucinando y que las cosas no estaban tan mal como parecían.
Aunque estaba seguro que sí lo estaban.
Mi cabeza era un torbellino de ideas, mis manos apenas podían contener la manilla de la canasta de mimbre pues estaba decidido a tirarla al suelo y dejar que todo se esfumara un momento, quería que durante unas horas todo dejará de ser lo que era, quería dejar de ser el hijo de la reina, solo dejar de pensar en las cosas que podían o no funcionar, simplemente quería centrarme un momento en mí y olvidarme del resto.
Necesitaba dejar de intentar.
Se suponía que iba
