Diana
La puerta se abrió de golpe y mi madre apareció, señaló la puerta molesta, Madeline se apartó y salió directo a la puerta, espere que me dijera algo, pero cuando la puerta se cerró camino a paso firme hasta llegar a mí y golpearme en el rostro.
Mi cara giró a la derecha cuando el golpe llegó, me queje del dolor y la puerta se volvió a abrir.
— ¿Qué acabas de hacer? – la voz de mi padre retumbó.
Mi madre carraspeo antes de girar.
— Tu hija como siempre me está faltando el respeto – papá la miró molesto mientras que se acercaba a ella.
Estaba mintiendo.
— Que tú quieras que sea mi hija es una cosa, pero que la acepte como mi hija es otra – siseo – Que yo lo haga es mi decisión, te lo he dicho de mil formas, que no es mi hija, no la quiero como mi hija y no importa que la
