Diana
En el camino a casa mi padre me respondió que la plata ya había sido enviada a mi cuenta, saber que la conciencia le estaba jugando en contra resultaba bastante satisfactorio para mí, en este caso porque me ayudaba a vivir mejor, ya que me ayudaba en todo lo que yo pedía.
Por otro lado, Rachel estaba tan enojada conmigo que ni siquiera me hablaba, la mujer no tenía sentido del humor porque en caso de tenerlo no se hubiera ofendido tanto por una simple broma, bueno no fue una broma en sí, pero era divertido ver como la vena en su cuello iba creciendo a medida que yo iba diciendo o haciendo más cosas.
Apenas pasamos la puerta Greg nos recibió junto con la reina, los ojos de está última fueron a las bolsas de ropa, sonrío con suficiencia al darse cuenta de que había conseguido lo que
