Capítulo 1
Narra victoria Cassano.
Desde aquel día nada fue igual, decidí que si la vida era una mierda conmigo, yo sería una mierda con la vida… Jamás dejaría que un hombre volviera a entrar a mi corazón para hacerme daño, y usaría mis atributos a mi favor para usarlos a ellos, además si no me voy a enamorar por lo menos disfrutar la vida como se debe. Olvidé todo mi pasado haciendo que esa etapa jamás ocurrió y seguí adelante obteniendo mi título de diseñadora de modas, no fue un inicio fácil, tuve que trabajar duro para conseguir estar donde he llegado, pero valió la pena.
Logré entrar a una empresa importante y me gané la confianza de la dueña, con el tiempo me volví mucho mejor que ella logrando un contrato multimillonario para hacer mi propia empresa de lencería femenina, hoy en día soy la mujer más joven en nueva York que amasa una numerosa fortuna. Quién diría que llegaría tan lejos, y la verdad estoy satisfecha con eso.
Y eso me trae a este día, desde aquí, la actualidad donde soy una zorra, bueno tengo que admitir que lo soy, me gusta serlo y es muy divertido usar hombres solo para mí placer, aprendí que es mejor así. Por esa razón disfruto la vida al máximo, sé que estoy loca, pero así soy yo victoria Cassano una loca fiestera.
Me despierto abro mis ojos y lo primero que me encuentro es que no estoy en mi cama, «¿dónde rayos estoy? Diablos lo hice otra vez tendré que dejar de beber me cae mal el trago» Miro a mi lado derecho y me encuentro a este sexy chico rubio boca abajo lo primero que pienso es que buen trasero tiene, sonrio para mis adentros al pensar que me comí ese manjar
«Victoria otra vez hiciste de las tuyas» pienso mientras cuidadosamente me levanto de la cama para irme de ese lugar lo antes posible, recojo mis zapatos y comienzo a buscar mi ropa donde está mi vestido cuando por fin lo encuentro veo a este chico el cual por el momento no recordaba su nombre, él me mira con una sonrisa dibujada en su rostro que hace que unos preciosos hoyuelos se le formen en las mejillas… Yo trato de deducir su nombre, pero no logro recordar
«¡Mierda! Que vergüenza… ¿Se llamará damien? Parece ruso, si definitivamente es ruso»
—¿Te vas tan pronto?— su voz suena realmente sexy y su rostro perfectamente simétrico con ojos color azul profundo te hacen enloquecer.
—Eh, bueno es que la verdad tengo que trabajar y voy tarde…— él levanta una ceja.
—Ayer dijiste que hoy no trabajarías y que te ibas a quedar conmigo.— yo arrugue la nariz demonios debí estar muy ebria para decir eso.
—Jamás he faltado al trabajo es mi vida.— él se levantó de la cama y pude ver sus abdominales marcados y mucho más que eso, haciéndome poner nerviosa.
«¡Diablos! Tiene un p**o enorme»
—Quédate un rato solamente.— yo bajé el rostro buscando mi brasier.
—De verdad quisiera quedarme, pero tengo muchas cosas que hacer yo te llamaré.— tomé todas mis cosas y salí disparada de esa habitación, ¿ahora en qué rayos me había metido.?
Avancé lo más rápido que pude vistiéndome por el camino cuando llegue a la puerta ya solo me quedaban los zapatos, salí de esa casa y me di cuenta de que no había venido en mi auto, llamé un taxi necesitaba salir de ese lugar lo más pronto posible. Siempre hacia lo mismo cada vez que me emborrachaba cometía una locura, iba a tener que dejar de parrandear, pero en el fondo sabía que eso era una gran mentira. Mi celular suena y lo saco de mi bolsa para ver quién me llama veo la pantalla mi secretaria y mejor amiga Verónica. Suelto un resoplido la verdad es que ella es muy intensa cuando la contraté fue con ese objetivo para que siempre me mantuviera informada de todo, pero no pensé que fuera tan pesada es buena amiga y todo, pero me choca a veces su intensidad.
—Hola, Vero ya voy en camino a la oficina.— espero su respuesta que seguro será un regalo.
—Vicky no me jodas… Son las 10:00 am ¿olvidaste la reunión que tenías programada?–
—¡Mierda!— exclamé dándole un golpe al asiento del taxi haciendo que el conductor volteara a verme. Hice una señal de disculpas y él volvió a poner su vista en el camino.
—Lo siento se me olvidó por completo, pero ya voy en camino para allá distrae a los socios lo más que puedas.–
—Eso voy a intentar ya apúrate.— ella me colgó y yo saqué cosas de mi bolsa para arreglarme un poco de verdad daba asco aunque valió la pena ese chico estaba de 10.
Llego a la empresa me bajo del taxi y salgo prácticamente corriendo, todos me saludan, pero yo no tengo tiempo para eso llegó al ascensor y marco el número 7 comienzo a dar golpecitos de impaciencia con mi zapato en el suelo hasta que por fin llegó al piso correspondiente veo a Verónica que tiene una cara de asesina en serie.
—¿No pudiste elegir otro día para irte de farra?–
—¿Ya perdón donde están?– ella señala su dedo a la sala de juntas y yo corro automáticamente en esa dirección, cuando entro todos se me quedan viendo veo rostros molestos por la espera, pero lo único que me alegraba era que yo era la puta jefa en romper el hielo y hacer alegrar a las personas era como un don.
Terminó la reunión y me siento en una de las sillas por qué mis pies me están matando tengo una resaca de los mil demonios tomó mi teléfono y antes de llamar ya Verónica está entrando con un café en las manos.
—Muchas gracias no sabes cómo me hace falta.— ella se sienta en otra de las sillas y me observa mientras me tomo el café.
—Me debes una, no sabes lo furiosa que estaba.— yo le guiñe un ojo mientras daba un sorbo a mi café.
—Tranquila, cariño tengo todo bajo control, salió todo perfecto es más quedaron encantados.–
—Tuviste suerte.— dijo ella con voz molesta.
—Ya bueno perdón, no lo vuelvo a hacer.— le sonreí y ella negó con su cabeza.
—¿Cuándo vas a madurar?— yo fruncí el ceño.
—No lo sé Vero es que siempre me prometo lo mismo y no cumplo ¿Crees que tengo un problema?— ella asintió.
—Si tienes un problema se llama ser una zorra.— yo solté una carcajada.
—Puedo vivir con eso.— dije en tono despreocupado.
—¿Pero ya en serio con quién te metiste está vez?— yo me encogí de hombros. Ya había recordado el nombre del ruso
—Es un modelo ruso se llama Vladimir Vorobiov.–
—¿De verdad, ruso? tienes una suerte.–
—Ya sabes que cuando algo me gusta le pongo el ojo y me lo como.— ella se carcajeó
—Zorra.–
—Pero no es mi culpa ser así tú sabes la razón de todo así que no me culpes.— ella dejó de reírse y me miró seriamente.
—¿Aún lo amas?— yo negué con la cabeza.
—No lo sé, pero si me jode sabes Vero que te enamores de alguien y te deje está bien, pero que el desgraciado te proponga matrimonio y te deje plantada en el altar frente a todos eso está jodido… Y creo que no lo amo yo dejé de amarlo el día que me dejó vestida de novia fue el día más desgraciado de toda mi existencia.–
—Te entiendo Vicky, pero está no es la solución a tu problema y no vas a lograr nada con ser así.–
—Yo lo sé, pero no me quiero enamorar de nuevo y que me rompan el corazón eso no lo voy a soportar de nuevo y es que mírame Vero— ella me observó de pies a cabeza.
—¿Qué quieres que vea?–
—Pues de nada te sirve ser bella, millonaria tenerlo todo. Igual si te van a botar lo hacen.–
—En eso sí tienes razón Vicky, pero si existen personas buenas en el mundo si puedes conocer a alguien que de verdad te pueda amar tú eres una persona maravillosa.–
—Eso espero mientras tanto seguiré trabajando.— ella negó con la cabeza cada vez que me hablaba del amor y esas cosas le cambiaba el tema no quería saber de esa porquería llamada amor.