Narra victoria Cassano
Abro mis ojos y me encuentro en mi habitación, trato de pensar en lo que ocurrió la noche anterior y me duele la cabeza, lo último que recuerdo es que luego de la conferencia todo se puso muy loco, de verdad estas mujeres saben lo que es diversión, bebí tanto que no siquiera recuerdo cómo rayos llegué a mi habitación, solo espero no haber hecho una locura.
Me levanto de la cama y todo me da vueltas, decido pedir servicio a la habitación para que me puedan traer algo de comer y una bebida fría, siento mi garganta muy seca. Tomo el teléfono que está en la mesita de noche, para descolgarlo marco a la recepción y pido que envíen el desayuno y una buena jarra de jugo para sacarme esta resaca de los mil infiernos.
Me meto a la ducha para refrescar mi cuerpo y afortunadamente el agua me cae de maravilla, salgo como nueva del baño y cuando estoy a punto de vestirme tocan la puerta. Camino para abrir y al asomar mi cabeza es un camarero que no está para nada mal, le sonrío mirando el carrito que trae mi desayuno, el chico me da los buenos días preguntando si puede pasar a la habitación para poder dejar mi desayuno.
—Claro, pasa, pero ¿tú vienes incluido con el desayuno?— él abre sus ojos y sus mejillas se sonrojan, yo no puedo evitar reírme para decir.
—Es un chiste, tranquilo puedes pasar, yo no te voy a comer a menos que tú quieras— digo en tono juguetón, él deja el carrito y se pone tan nervioso que tropieza, afortunadamente no le sucedió nada a mi desayuno.
—¿Estás bien?— pregunto observando al chico, luego caigo en cuenta que estoy en toalla, seguramente eso lo puso más nervioso, se disculpó y salió disparado por la puerta, me encogí de hombros y destapé la charola con mi comida, todo olía demasiado bien.
Tomo un vaso y la jarra de jugo para beber de un solo trago ese delicioso cítrico, en menos 10 minutos devoro toda la comida, luego me empiezo a arreglar para salir a tomar un poco de aire. Me coloco un vestido playero estilo crot top de colores pasteles que se ajusta a mis pechos arriba y abajo cae de forma delicada, unas sandalias cómodas, sonreír playero y hagas oscuras.
Salgo de la habitación, pero se me ocurre ir a visitar a mi querida amiga Amelia… Bueno digo amigas como si tuviéramos años de conocernos, pero ella me cayó muy bien y si pienso que es genial. Camino a su habitación y toco la puerta, al ver qué no abre decido entrar como toda una atrevida que soy, total echarme de la habitación no pasa.
Buenas tardes, mujer, espero que traigas traje de baño porque nos vamos a la piscina ya mismo — digo con una sonrisa, ella se ve que está hecha nada, eso me causa un poco de risa, eso quiere decir que no está acostumbrada a tomar.
«Ay cosita»
— ¿Qué hora es? — me dice en medio de un bostezo.
—Son la una de la tarde, vamos, vamos que aparte tiempo para conocer mejor a mi nueva amiga.
Ella se despide diciendo que tomará una ducha, quedamos en vernos en la piscina, así que bajo al lobby del hotel, camino a la piscina y me recuesto en una de las tumbonas que están alrededor de la piscina, veo a un mesero que lleva una charola y lo llamo para pedirle una de las bebidas que lleva.
La verdad es muy atractivo con tatuajes en sus brazos y Aires de ser mafioso.
«Mmm se ve muy bien»
Pienso y comienzo a sacarle conversación, yo para eso soy absolutamente buena, la verdad es que seduciendo hombres tengo un doctorado. En ese momento llega Amelia, sienta a mi lado y se quita el vestido para colocarse bloqueador, el mesero la observa y luego se levanta para retirarse.
Amelia y yo nos tomamos unos tragos disfrutamos del aire fresco y el sol que seguramente va a broncear nuestros blancos cuerpos, la verdad eso me agrada un cuerpo bronceado es sexy, así como el de las latinas.
En ese momento llega un chico muy, pero muy sexy se ve muy bien vestido con un pantalón color caqui, camisa blanca y unos lentes de sol, se acerca a nosotras, noto que Amelia se pone nerviosa y pienso que a ella le puede gustar este guapo hombre.
—Vaya… parece ser que la bella vista de la tarde mejoro mi estadía en este hotel, al ver tan ardiente mujer, reluciendo su cuerpo esculpido por los dioses.— observo a Amelia que está sonrojada.
«Este tipo sabe cómo seducir a una mujer realmente, yo fiera Amelia y ya estuviera en su cama»
— ¿Puedo invitarte algo de tomar? — Como yo no estoy invitada, mejor voy a lucir mi hermoso cuerpo a otro lado, sonrío pensando que estos dos van a terminar en una habitación y me levanto sin decir nada para retirarme.
Voy en dirección a la playa luciendo mi hermoso bikini rojo, con mi vestido playero en la mano y en la otra mi deliciosa piña colada, estoy muy cerca de la playa donde también hay una hilera de tumbonas para tomar el sol, así que voy a una de ellas y me recuesto para descansar un rato disfrutando de este maravilloso paisaje.
Cierro mis ojos y cuando siento que he pasado mucho tiempo boca arriba, me giro para broncear también mi espalda y trasero. Uso mis brazos para recostar mi cabeza y de pronto veo una sombra que se refleja detrás de mí... Pongo mala cara y pregunto.
—¿Qué quiere, no ve que estoy tomando el sol?— no responden, así que me veo obligada a voltear.
— Pregunté ¿qué rayos quiere?— al ver la persona que está frente a mí quedó boquiabierta, es imposible que me haya seguido hasta aquí.
—¿Qué putas haces aquí?— sonríe de forma atrevida mirando mi cuerpo de arriba abajo y yo sigo perpleja con su descaro.