Narra victoria Cassano.
—Te pregunté que haces aquí Arturo— digo mientras trato de alcanzar mi vestido para colocármelo encima, él lo toma y lo esconde detrás de su espalda para que yo no pueda alcanzarlo…
—Que inmaduro eres, ya dame mi vestido— digo en un tono molesto. Él sonríe y niega con su cabeza mientras responde.
—Ven por él— suelto un resoplido para poner mala cara.
—¿De verdad?— él encoge sus hombros.
—Si lo quieres deberás quitármelo de las manos— arrugo la frente y me levanto de la tumbona.
—Bien, si así lo quieres entonces juguemos— salto sobre él de forma sorpresiva, rodeo su cuello con mis brazos y mis piernas alrededor de su cintura, empiezo a forcejear de forma brusca para poder arrancarle el vestido de las manos, pero él tiene más fuerza, juega con el vestido detrás de sus manos pasándolo de una mano a otra haciendo que sea imposible quitárselo.
—¡Ya dame mi vestido!— grito mientras sigue con el juego.
—Eres ruda, eso me gusta— dice con un rostro juguetón mientras y luego me roba un beso rápido, yo meto mi pierna detrás de la suya para derribarlo y lo logro, cae de espaldas conmigo encima.
—Vicky si quieres podemos ir a una habitación, no es necesario que me domines aquí— dice en medio de una risa burlona. Arrugo el entrecejo y le muerdo la nariz…
—¡Ayyy! ¿Te volviste loca? Suelta que me duele— yo sigo mordiendo su nariz hasta dejarla toda babeada.
Él mete a los lados de mi cintura y empieza a hacerme cosquillas, yo lo suelto de inmediato porque es la más grande debilidad que tengo…
—¡Ya, suéltame! No me hagas costillas Arturo— exclamo mientras me río a carcajadas, de pronto él queda encima de mí y me deja completamente inmovilizada. Ambos nos miramos a los ojos, acerca sus labios a los míos y por un momento quiero besarlo, pero luego recuerdo todo lo que me hizo y se me pasa...
—¿Qué haces? Quítate de encima— digo en un tono muy enojado, él me mira confundido y se retira.
—¿Qué pasa cariño, no quieres un besito?— giro mis ojos para recoger mi vestido de la arena.
—¿De ti? Ja,ja,ja no me hagas reír por favor Arturo ¿cómo rayos sabías que yo vendría hasta aquí?— él se encoge de hombros para responder.
—Tengo mis contactos— me acerco a él poniendo mi dedo índice en su pecho y presionando con fuerza.
— Será mejor que no me estés acosando, confórmate con esa última vez que tuvimos sexo porque yo jamás me volveré a acostar contigo— sostiene mi cintura con sus manos y me atrae a su cuerpo con fuerza.
—¿Acaso estás saliendo con alguien más?— pregunta con una expresión seria.
«Momento de la venganza»
—Eso no te importa a ti, yo puedo acostarme con quién se me antoje, además tú estás casado y tienes un hijo, yo tengo derecho de tener sexo con quién me plazca— digo sonriente casi burlándome en su rostro. Me aprieta con más fuerza con una mano la cintura y con la otra mano la mete detrás de mi cabeza…
—No juegues conmigo victoria, sabes que mi nombre está marcado por toda tu piel— dice mientras desliza sus dedos por mi espalda erizando toda mi piel. Aunque él provoque en mí ese tipo de sensaciones, no dejaré que su ego crezca más, así que lo separo de mí de inmediato.
— Estás loco, equivocado, y será mejor que te bajas porque yo no pienso arruinar mis vacaciones por tu culpa— digo en para luego caminar alejándome de él lo más que pueda, realmente estoy sensible y si me vuelve a tocar terminaré teniendo sexo aquí con él.
—¿Por qué te vas? ¿Tienes miedo de mi? Vamos a tomar unos tragos, por los viejos tiempos— me cruzo de brazos levantando una ceja para responder.
—Ah, claro, por los viejos tiempos, esos en los que me dejaste plantada en un jodido altar vestida de novia y sin darme ninguna explicación de por qué te fuiste ¿esos?— gira su rostro soltando un resoplido y vuelve a mirarme.
—Vicky, hay cosas que tú no comprenderás sobre eso, y tampoco te las puedo explicar— sus palabras me hacen enfadar y me acerco para tratar de darle una bofetada, pero él sostiene mi mano en el aire antes que pueda dársela...
—¡Suélame idiota!— exclamo furiosa, él vuelve a tomarme por la cintura y está vez si logra besarme, lo hace con tanta intensidad que debo corresponderle, sus manos recorren mi piel de una forma que él solo sabe hacer.
No quiero caer de nuevo, pero es tan adictivo para mí y siento que lo extraño tanto, hace mucho que no siento sus caricias, sus besos y ese olor maravilloso que se desprende de su cuerpo, ese perfume que todavía sigue usando desde que éramos unos chicos lo tiene impregnado a su piel y a mí me fascina.
Pero aunque lo extrañe esto no puede ser, su esposa y su hijo no se merecen esto, así que deslizo mi mano por su pecho para luego llegar a su m*****o que se siente duro como roca, él cree que lo hago para excitarlo más, pero tengo otros planes con su amigo.
Aprieto con mucha fuerza y de inmediato me suelta.
—Ay, ay, ay ¿qué haces Vicky suéltame, con eso no se juega— dice tratando de hacerme razonar, yo sigo apretando a su amigo, él trata de hacerme que lo suelte, pero no pienso hacerlo hasta que escuche lo que tengo para decirle.
—Si vuelves a besarme, te voy a arrancar la única razón por la que eres hombre ¿entendido?— él asiente y yo lo suelto, cae al suelo de rodillas con ambas manos tratando de sobar a su m*****o, espero que eso le enseñe a dejarme en paz.
Me alejo de él en dirección al hotel y ahora pensando que debo irme de este lugar por si culpa, la verdad esto me arruinó las vacaciones por completo, estoy caliente y no tengo alguien con quien follar que no sea Arturo…
«Necesito un trago»
Pienso mientras avanzo para ir a la barra que está cerca de la piscina.