Narra victoria Cassano.
¿Huir o quedarme?
Capítulo 3
Él se acomodó en su asiento y puso una mirada seria
—No lo entenderías, Vicky hay cosas que son complicadas.— eso sí me molestó y estaba a punto de levantarme para irme de ese lugar. «Claro yo no entendería nada, quien más que yo que me dejó con un vestido blanco frente a todos mirándome como la más estúpida de todas.»
Él se levantó para tomarme por el brazo y yo le di un manotazo…
—¡No me toques, jamás vuelvas a tocarme en tu puta vida me oíste!— quedó atónito yo miré y encontré de frente a la esposa abrí mis ojos muy grandes estaba nerviosa, esperaba que no hubiera escuchado nuestra pequeña pelea.
—Oh, victoria mi bebé está un poco enfermo debo ir a atenderlo.— yo quise hablar, pero no me salían las palabras. Entonces Arturo habló por mí.
—No te preocupes cariño, yo me encargaré de esto y te aseguro la señorita victoria estará más que convencida de darnos toda su confianza.— yo lo miré abriendo aún más mis ojos ¿acaso se volvió loco? Yo podía detenerlo estando ahí su esposa, pero sin ella tenía miedo de cometer una locura.
—Perfecto, cariño dejo todo en tus manos.— ella se acercó a él y lo beso yo tuve que voltear el rostro para no ver nada.
—Bueno, victoria te dejo en excelentes manos.—
«Si, eso es lo que tú crees mejor deberías llevártelo»
— Adiós Alicia espero tu bebé este bien.— ella se retiró y un guarda espalda se fue detrás de ella con una seña que le hizo su esposo… Qué mal sonaba esa palabra y cuánto me dolía saberlo.
—¿Te vas a sentar o te quedarás ahí parada toda la noche?— yo reaccioné y lo vi en la mesa, me acerqué y volví a mi asiento.
—Ahora si ¿Qué decías que soy un idiota, un perro y que más?— yo negué con mi cabeza.
—No vales la pena…— respondí moviendo mi cabello y dejando al descubierto mi cuello. Pude ver en sus ojos esa mirada que solía tener cuando deseaba tenerme.
—¡Mierda! Vicky ¿por qué tienes que gustarme tanto?— yo me reí ante la ironía de la vida.
—No lo sé yo provoco eso en muchos hombres no eres el primero que me lo dice.– pude ver su expresión de molestia y seguro diría algo que me lastimaría.
—Pueden existir muchos, pero ninguno te puede provocar eso que yo te provoco, sé que te encanta cuando beso tu cuello… Cuando paso mi lengua por tu abdomen eso te gusta, también te gusta que sea yo quien te domine.— yo comencé a sudar y tomé la botella de vino para servirme un trago muy grande.
—Ves cariño ninguno de esos idiotas con los que te has acostado puede provocar eso en ti.— «Hijo de puta es un engreído, pero tiene razón.»
Mi mejor opción era salir de aquí y lo más rápido posible.
—Creo que debo irme.— me levanté y estaba dispuesta a salir de ese lugar cuando él me tomó por el brazo y me detuvo.
—¿Tienes miedo?— dijo susurrando a mi oído, realmente se volvió completamente loco aquí alguien podía verlo y decirle a su esposa.
—No te preocupes, aquí estamos seguros nadie dirá nada ven…— me tomó aún más fuerte y me llevó a quien sabe dónde… Oh, Mierda, Mierda debo huir.
—¿Qué haces a dónde me llevas?— él no respondió y cuando reaccioné estábamos en una oficina, algo grande me hizo pasar y cerró la puerta detrás de nosotros.
—¿Qué decías bebé que soy un que?— yo lo miré con ojos de rabia, deseo de verdad no sé que sentía en ese momento.
—Eres un idiota…— se acercó a mí y yo intenté retroceder, pero me tomo por la cintura, pegó su nariz en mi cuello y pude sentir sus labios rozar suavemente mi cuello, provocando una corriente electrifica en todo mi cuerpo.
—Soy un idiota, pero te encanta este idiota, soy un perro, pero te encanta como es este perro.–
Me empujó a un sofá que había en la oficina yo me quería levantar, pero era tarde se subió encima de mí y volví a sentir lo mismo de hace mucho tiempo, su cuerpo tan fuerte, su abdomen plano todo él era perfección. Mientras besaba mis labios y mi cuello simultáneamente le susurraba.
—Sabes ¿cuánto tiempo te he deseado? Ahora eres mía de nuevo y no te vas a ir.— yo lo tomé por el cabello haciendo que se pegará más a mí no deseaba que hablara solo que me hiciera suya luego bueno, me arrepiento de todo y sigo con mi vida.
—Ya cierra la boca y más acción.— él sonrió de una forma tan sexy esa curva en sus labios me enloquecía.
—Esa es la Vicky que conozco, ahora voltéate.— hice caso a su orden y comencé a sentir sus besos por toda mi espalda, hasta mi cuello después en mi oreja y así hasta que sentí todo dentro de mí la sensación placentera de estar con alguien que te conoce y sabe que es lo que te gusta eso es lo que me encantaba de Arturo… Cuando terminó cayó en el sofá y yo a un lado de él… Me pasó la mano por la mejilla y sonrió.
—Te extrañé.— no sé por qué eso me hizo sentir asqueada tanto que no pude quedarme ahí más tiempo. Me levanté rápido y él quiso detenerme, pero está vez no lo iba a lograr.
—¡Hey! ¿a dónde vas?— no respondí nada solo corrí y salí de ese lugar, cuando estuve afuera del restaurante comencé a llorar sin consuelo, estaba destrozada
«¿Qué rayos me pasa?»
Caí de nuevo en su trampa como una estúpida y no solo eso, sino que me acosté con él y tiene esposa y un hijo… Yo debo ser la peor mujer de este planeta me soy asco, no encontré al chófer y me estaba poniendo peor ¿Dónde mierda está Gabriel? Me siento en una esquina a llorar miro alrededor y nada que veo a mi chófer.
Entonces un ángel del cielo aparece, no sé quién es, pero se acerca a mí con un rostro preocupado...
—Disculpe señorita ¿se encuentra bien?— las palabras no salían de mi boca solo podía llorar.
—Está sola ¿quiere que la lleve a alguna parte o llamo a alguien para que la venga a buscar?— yo asentí y respondí.
—¿Puede ver si encuentra a mi chófer por favor? Se llama Gabriel.— él asintió e iba a buscarlo, pero cuando vi a Arturo asomado buscándome llame al extraño. No sabía quién era y si luego iba a matarme, pero debía salir de ahí lo antes posible.
—Disculpe, puede llevarme ahora que recuerdo le dije a mi chófer que se fuera.— el hombre volteó y asintió me tendió la mano para ayudarme a levantar y pude ver a Arturo acercándose en nuestra dirección…
—¡Mierda!— exclamé en desaprobación.
—¿Sucede algo?— preguntó él con una mirada confundida, pero ya era tarde. Arturo estaba frente a mí.
—¿A dónde vas? todavía no había terminado.— mi incomodidad era tan grande que no sabía que hacer, este hombre extraño iba a presenciar mi peor faceta.
—Ya déjame en paz no quiero que me busques ni quiero volver a verte es más, quédate con tu puto negocio yo puedo encontrar a alguien más eficiente.— decir eso lo enfadó y me tomó por la muñeca.
—Auch… Me lastimas.— el hombre extraño se interpuso y tomó la mano de Arturo...
—¿Que le pasa? déjela, así no se trata una dama.— Arturo se molestó y me soltó, pero estaba dispuesto a todo ahora con un hombre extraño. Me miró con desprecio.
—Que rápido me consigues remplazo.— dijo escupiendo las palabras.
—Eso no es tu problema yo lo acabo de conocer.— dije con tanta ira que ni siquiera sé por qué le di explicaciones.
—Tranquilo hombre usted debe calmarse y debe dejar a la señorita en paz.–
—Eso no es tu problema, así que mejor te largas de aquí.— Arturo se le abalanzó y el chico extraño hizo una maniobra y no esquivo haciéndolo caer al suelo. Al verse humillado se le levantó y limpió su fino traje y señaló al hombre.
—Esto no se va a quedar así… Y tú.— está vez me miraba a mí. —Puedes volver cuando quieras, aquí te voy a esperar bebé.— yo bajé mi cabeza avergonzada y él se fue caminando sin decir más otra vez comencé a llorar y el hombre se acercó a mí.
—¿Está bien? Que hombre tan loco ese.— yo levanté mi vista y ya Arturo no estaba.
—¿La llevo a su casa si quiere?— yo asentí y justo cuando no íbamos a subir en su auto apareció Gabriel…
—¡Mierda Gabriel! ¿Dónde estabas?— dije molesta.
—Lo siento señorita es que tuve una emergencia familiar.
—Si, si está bien ya vámonos.— Entonces volteé para ver a mi Salvador y pude detallarlo aún mejor… Su rostro tan perfecto, ojos grises barba muy bien cortada, cabello n***o, labios perfectos y carnosos y un cuerpo de otro mundo.
—Agradezco su ayuda realmente me salvó de ese lunático.— él sonrió y fue la sonrisa más dulce que había visto jamás.
—No hay de que espero se encuentre bien.–
—Le agradezco de verdad ¿cuál es su nombre disculpe?–
—Ah, perdón por mi descortesía mi nombre es Apolo Jonson.— yo le extendí la mano y la estreché.
—Un placer Apolo mi nombre es victoria cassano.— él abrió sus ojos muy grandes y me miró con sorpresa.
—Wow ¿la misma de Fashion cassano?— yo sonreí y asentí.
—Que suerte tengo, bueno me hubiera gustado conocerla en otra situación, pero aun así es todo un placer para mí.–
—Lo mismo digo bueno, debo irme gracias una vez más y acá te dejo mi tarjeta si alguna vez necesitas algo puedes contactarme tengo muchos amigos acá y pues lo que necesites.— él observó la tarjeta y la guardo en el bolsillo de su traje.
—Gracias de verdad espero volverla a ver.— con eso nos despedimos y yo me subí al auto en todo el camino estaba más que destrozada, mi vida era un completo asco mi suerte no se diga… Debía huir de aquí antes posible.
Llegué a casa y me lancé a la cama este día no había podido ser peor en mi lista de malos días este tenía el segundo lugar, el primero no hablo día peor que ese miré el techo y de verdad que daba lástima… Victoria Cassano una millonaria que se rebajó a estar con un hombre casado.
Que lindo te quedó esto me giré en la cama esperando quedarme dormida y pensé en ese hombre guapo que me salvó de Arturo... De verdad que era lindo sacudí mi cabeza para no pensar en él acabo de pasar un problema y ya me quiero meter en otro no aprendí la lección.
Me acosté boca abajo y cerré mis ojos hasta quedarme dormida y mañana pues no iré a trabajar.
Me levanto y abro mis ojos todo estaba oscuro, ya que mis cortinas no permitían la entrada de la luz me moví un poco y me estiré veo mi celular y tengo una 50 llamadas perdidas un número desconocido, veo los mensajes y no puede ser ¿Arturo? ¡Ahora me va a acosar! Que mierda le sucede. Cuando escuché los mensajes de voz casi me muero él llorando ja, si Claro...
«borracho Manipulador» pensé él solo quería saber si me iba a acostar con ese hombre eso era todo.
Veo un correo con una invitación despabilé para ver si no estaba soñando, esto tenía que ser una broma me caía como anillo al dedo una conferencia para las mujeres maltratadas la lista de invitadas era increíblemente espectacular lo mejor de todo es que solo eran mujeres yo ahora no quería saber nada de hombres y pues a mí me daba igual si era para las abuelitas yo tenía que ir.
«Riviera maya aquí vamos»