CAPÍTULO II —Su Señoría está muerto— murmuró Hitchin. —¿Qué podemos hacer?— inquirió Devona. —Nada— dijo Hitchin Devona se preguntó con quién debería ponerse en contacto para los funerales. Indudablemente, habían de comunicar el óbito a los familiares del Conde. También pensó que uno de ellos tendría que ocupar su lugar. —¿Sabe usted quiénes son sus familiares?— le preguntó a Hitchin. Este hizo un gesto negativo. —No. Mi señora y yo llegamos aquí cuando su señoría ya se había peleado con ellos. Él solía decirme que ellos sólo buscaban su dinero, por lo que no los había visto en más de diez años. Hitchin hizo una pausa antes de concretar —En realidad, ya deben haber transcurrido más de veinte años. Devona le había oído al Conde decir lo mismo. Pero aquello no la ayudaba por el