Christine despertó exaltada, debido a la horrible pesadilla que había tenido. La angustia en su pecho la sentía tan real, pero esta fue a peor cuando vio que el otro lado de la cama estaba vacío. “Se fue,” pensó, con lágrimas acumulándose en sus ojos. —Sólo soy un trozo de carne que ha dejado tirado luego de saciarse —susurró a la nada, recogiendo sus piernas para acurrucarse. Se sentía usada, despreciada y herida, no quería sentirse así pero no podía evitarlo. Xander Stone la había dejado sola luego de su primera vez, porque ya había obtenido lo que quería. No pudo dormir bien, despertaba de a ratos y estúpidamente estuvo esperándolo toda la noche sin éxito alguno, solo para conseguir dormir casi al amanecer, ya agotada. Sonó la alarma de su celular y vio que apenas eran las siete.