Con un cabello rubio y corto que llegaba a la altura del lóbulo de su oreja, un cuerpo muy delgado, ojos color café claro y pecas bajo los ojos, Renata Sarez no era el tipo de chica que usaba vestidos o estudiaba modales. Lo que Renata hacía, con la vista fija, el brazo extendido y un rifle entre las manos era disparar a su objetivo, al hacerlo sintió que alguien la abrazaba por la espalda. Era Lucas – no está mal. Ella bufó – fue perfecto. – ¿Eso crees? – tomó el rifle y disparó una sola vez al mismo punto que Renata. – Es exactamente lo mismo que yo hice. Lucas negó con un movimiento de la cabeza y revisó que no hubiera más balas en el rifle – la clave es el tiempo, te tomas hasta medio minuto entre cada tiro – dejó el rifle sobre la mesa y fue a abrazarla – tu oponente no será