Capítulo 5
¡Eso es imposible!
Mirar con impotencia tantas veces la misma situación durante su infancia, se convirtió en la razón por la que ha pasado toda su vida, desde que tiene uso de razón practicando todo tipo de artes marciales mixtas, no es que sea una santa y quiera ser la salvadora de las mujeres que intentan abrirse un camino en la familia real, es que sabe que en el futuro también tendrá que dejar este castillo lleno de misterios y de gente malvada a la que ya sabe mantener en su lugar, para vivir en otro, donde probablemente la quieran tratar como estos hombres tratan a las recién llegadas al harem de su padre ¡eso, jamás lo permitiría!
Aunque solo mide 1,60cm, soltarse del agarre de un solo hombre, aunque sea tan fuerte como Sebastián sería como robarle un dulce a un niño, sin importar que se encuentre magullada, adolorida y exhausta como justo en este momento.
Sin embargo, ese extraño aroma que salía del interior de la habitación repentinamente invadió sus fosas nasales haciéndola estremecer, y aunque no comprendía que ocurría en su cuerpo, la sensación de placer que comenzó a sentir en los brazos de Sebastián la obligó a bajar la guardia de inmediato.
En otras circunstancias, no sería tan fácil que la mujercita cediera ante este tipo de trucos, definitivamente lucharía hasta el final para liberarse, pero se siente tan exhausta que por un instante no pudo poner ningún tipo de resistencia.
Al sentir que toda su fuerza abandonaba su cuerpo, la misteriosa mujer de piel canela y hermosos ojos azules que dejó de forcejear hace un momento levantó la mirada; pues, quería ver al hombre que la tenía tan fuertemente abrazada que una artista marcial como ella no era rival para su fuerza en absoluto, fue así, como dos pares de ojos se encontraron bajo la única iluminación de la luna llena que aclaraba la oscura noche haciendo que el ambiente se sintiera un poco… ¡ambiguo! entre dos desconocidos un par de ojos marrones como el café con leche que ella ama tomar por las mañanas y un par de ojos azules que hacían un hermoso contraste con esa delicada piel morena que hizo temblar todo el cuerpo de Sebastián, en ese momento ambos hicieron la misma pregunta
“¿Quién eres tú?”
Este hombre que toda la vida ha tenido un gran sentido de alerta, porque a muy temprana edad después de regresar del servicio militar se vio obligado a asumir la responsabilidad de una enorme corporación, teniendo que usar su astucia a niveles inimaginables para esquivar todas las trampas que quisieron tenderle sus supuestos amigos y consejeros que lo rodeaban, no pudo evitar pensar que esta hermosura empolvada en sus brazos era, sin duda, parte de una de las trampas que le habían tendido esta noche… ¿con que finalidad? Pues, eso era lo que necesitaba investigar, porque, estuvo mucho más convencido de su hipótesis, cuando después de empujarlo, forcejear un poco y no lograr levantarse de encima de él, la suave mujercita no luchó nuevamente por salir de su abrazo.
Por su lado “la invasora” no luchaba físicamente con este hombre perro que no la soltaba, pero tuvo que morderse repetidas veces el labio inferior interno para despejar su mente, porque ese aroma tan extraño hizo que comenzará a experimentar cambios en su cuerpo, un tipo de cambio que jamás había sentido, eso la hizo temblar de terror, pues, aunque nunca había experimentado la sensación de ser drogada, no era muy difícil imaginarse lo que estaba ocurriendo, y en su mente, solo una persona seria tan valiente como para meterse de esta manera con ella, al pensar que este hombre que estaba debajo de su cuerpo sosteniéndola con tanta fuerza era el terrible duque con el que su padre quería casarla, sintió mucho más terror, ella no puede caer en esta trampa, no se puede convertir en la mujer de ese terrible Duque y mucho menos en su esposa.
Pero, aunque no era una mujer que haya experimentado muchas curiosidades del mundo tampoco era tonta, todavía no comprendía del todo lo que estaba ocurriendo y se preguntaba
“¿Cómo supo este hombre que treparía las paredes hasta llegar justamente a este balcón? Es que, ni siquiera yo misma me lo podía haber imaginado si no hubiera escuchado a la guardia real en las escaleras, jamás hubiera trepado hasta aquí”
Lucrecia es una mujer a quien desde pequeña se le educó con la mejor etiqueta, nunca se le permitió decir malas palabras, ni ser casual con las personas que no conoce, y ese tipo de educación siempre la llevas en tu subconsciente, aunque en este momento sentía muchas ganas de tirarse por el balcón y morir antes de ser violada por este horrible Duque que huele tan bien, jamás lo demostraría, usando un poco de la consciencia que le quedaba por haberse mordido hasta sangrar decidió hablar con este hombre que cada vez huele mejor, es muy fuerte, está muy limpio y tiene ojos hermosos
“señor, por favor… realmente no me interesa saber quién es, pero ¿podría dejarme ir?, prometo compensar su bondad con intereses”
Le habló al hombre que la sostenía de la cintura con fuerza en este momento, en un tono tan humilde que nunca se le ha permitido usar con ninguna persona además de su padre cuando era una niña y tan suplicante que quien pudiera escucharla, sentiría todos los agravios que ha sufrido el de día hoy solo con su tono de voz, en ese momento el ceño fruncido del hombre que seguía obstinadamente debajo de la mujercita se intensificó, y se comportó como si no la hubiera escuchado.
Después de una larga respiración, con un suave movimiento, soltó uno de los brazos que sostenía la cintura de la mujer, y tan perdido en esos ojos azules, como ella en sus ojos marrones, aunque su cerebro le pedía a gritos que no lo hiciera, él, como hombre, un hombre que toda su vida se ha contenido sexualmente y hoy está bajo los efectos de una droga estimulante, que también lo convierte en un ser primitivo con ganas de satisfacer sus necesidades, no iba a dejarla ir tan fácilmente.