Cuando perdimos de vista a la multitud dejamos de correr para caminar con más tranquilidad hacia nuestro destinó que se encontraba a unos cuantos kilómetros lejos de nosotros.
Durante un tramo estuvimos en silencio hasta que Alepoú habló por telepatía.
— Joven Nathaniel, fue muy amable de su parte ayudar a esa señora y hacerle frente a tu prima.— alzó la mirada para verme.— y eso que es mas fuerte que tu.
— Alepoú, se que fue algo imprudente ya que me pueden reprender por interponerme en la tarea de Dannét, pero... se que si no lo hacia me sentiría culpable por no haber hecho nada.— Suspiré.
— Tu actitud se asemeja a la de los Fray.— me dijo a la vez que comenzaba a dar pequeños brincos a mi lado, imitando a un can feliz de ver a su dueño.— aunque él apellido Castelia siempre te dará problemas por los estereotipos que crearon.
— Verás que haré lo posible para borrar eso, pero solo para que vean que no todos son malos. A veces pienso que.— alcé mi mirada hacia las copas de los frondosos árboles que bailaban al ritmo del cálido aire que nos acompañaba.— solo necesitan ser amados y comprendidos.
— ¿Si ellos no quieren eso y siguen haciéndole daño a las personas de la villa?.— me preguntó a la vez que se apegaba a mis piernas como si fuese un gato.
Tal vez escucharlo escucharlo dolía, en parte podía existir una gran posibilidad de que los Castelia solo eran personas algo egoístas y que no compartían sus dones para el bien. Tenían más secretos, de los cuales no hablaban y los ocultaban para usarlos ellos mismos.
Pensar en lo que había sucedido con Dannét y en lo que hacían los Castelia mientras yo estuve encerrado... me molestaba, rara vez salí en mi vida y llegué tan lejos como ahora, pero solo para encontrarme la amarga noticia de que las personas habían estado pensando en deshacerse de mi familia paterna.
Mis pasos se detuvieron y con la vista borrosa por las lágrimas que estaban por caer, miré a Alepoú quien seguía apegado a mi.— Me llena de tristeza saber que... por culpa de ellos... estuvieron a punto de lastimarme. Solo por que nos conecta un lazo de sangre, las personas me juzgaron.
— Joven Nathaniel.— me llamó con una clara voz que denotaba su preocupación hacia mi.— no llore, usted aun sigue siendo puro. Tal vez el contacto con otros humanos que no fuesen tus padres fue los que te faltó en tu vida pero... los comprendes y a pesar de que quisieron lastimarte los ayudaste y eso que los otros Castelia salían sin problema alguno y tenían más conocimiento de la sociedad. Eres mucho mejor persona que todos ellos juntos y de eso debes estar orgulloso.
— Alepoú...— murmuré al detener mi caminar.
— Viendo detrás de la ventana aprendiste lo que ellos no.
Mis piernas comenzaron a temblar y de mis ojos comenzaron a caer las lágrimas que estuve conteniendo, estuve a punto de caer por la debilidad que sentía pero cuando una de mis lágrimas tocó el suelo algo sucedió. Una fuerte ráfaga de viento y polvo que levantó a su paso nos azotó, por inercia cerré los ojos para que la tierra no entrara.
Cuando aquel viento dejó de soplar abrí mis ojos para percatarme de que ya no estábamos en el mismo lugar, estaba algo confundido y a la vez sorprendido por el cambio repentino de ambiente, pero al ver de Alepoú a mi lado me tranquilicé un poco.
— Alepoú, ¿qué pasó?.— le pregunté al verlo apegado a mis piernas.
— Ni yo se lo que pasó. Cuando yo venía con el señor Tristan jamás pasó algo como ahora, siempre caminábamos por unas horas para llegar a la hacienda de los Fray.— respondió a la vez que se alejaba un poco de mi.
— ¿Hay algo que te resulte familiar?.— le pregunté para pasar mi mirada por todo ese lugar en el que el follaje de los árboles era de un color naranja o incluso a un color rojizo que le daba un toque hermoso.
— Sí, pero... nunca había visto algo asi antes.— mencionó algo preocupado.— Joven Nathaniel, ahora que lo pienso bien...
No sabía el por qué de pronto logré ver a Alepoú en su forma humana, pero aún así me preocupó preocupó hecho de que su mirada demostraba horror. Si su tez en un principio era pálida... ahora parecía realmente un espectro, quise por unos momentos tratar de tranquilizarlo pero cuando al fin conseguí palabras que decirle, este me cubrió la boca con sus manos para luego lanzarse sobre mi para hacerme caer hacia unos arbustos que se encontraban cerca de donde nos encontrábamos.
Estaba por entrar en pánico de tan solo pensar en la mínima idea de que nos encontrábamos encontrábamos peligro, sentimiento que aumentó al escuchar pisadas junto a voces que nunca había escuchado. Mi corazón latía con fuerza y de eso se percató mi compañero, quien aún sobre mi negó en silencio manteniendo su mirada llena de terror, dándome a entender que lo único que debíamos hacer era solo escuchar sin ser descubiertos en el intento.
— La ama dijo que debíamos buscar bien, ya que ese torpe ha hablado.— dijo algo fastidiado el hombre bajo la capucha de color naranja.
— Ese imbécil solo sabe escupir tonterías, y aún más si por años se ha vuelto inútil.— habló el segundo sujeto que al parecer era más joven, o eso demostraba su tono de voz.— Pobre, ahora se siente importante...
— Calla, que también nos hemos vuelto inútiles al no tener con quién luchar. Da gracias a que lady F es amable con nosotros al igual que nuestro señor.— mención para luego reprender al más joven con un golpe en la espalda que lo hizo tambalear y caer hacia donde nos encontrábamos.
En esos momentos... mi corazón quería salir por mi boca al sentir como el joven caía directamente sobre nosotros aunque primero debía atravesar las ramas del arbusto.