Por unos momentos creí que Alepoú quedaría quieto, pero al parecer me equivoqué al subestimar los reflejos de mi querido guardián que parecía haber tomado el valor suficiente para salir y enfrentar a ambos sujetos. Y para eso, volvió a su forma humana para facilita la cosas.
— En mi presencia... ¡nadie va a tocar al joven Nathaniel, y menos un estúpido cuervo...!— le gritó a la vez, que me tomaba del brazo para saltar y empujar al mas joven, deteniendo su caída. Salimos de aquel escondite para posicionarnos frente a esos dos que se quedaron quietos.
En un movimiento rápido me tenía en sus brazos, manteniendome alejado de aquellos dos que solo se quitaron la capa para dejar ver sus verdaderas identidades. El mayor de los dos tenía puesto un traje y sombrero de copa n***o al igual que sus ojos y cabello que eran de ese mismo color, su mirada seria se transformó en una de sorpresa de un momento para otro, mientras que su acompañante sólo rodó sus ojos azabache mientras acomodaba el fleco rubí que caía por su frente.
Acomodando su moño blanco y su saco rojo, se aclaró la garganta para luego extender hacia el cielo una de sus manos que eran cubiertas por un guante blanco y con una sonrisa socarrona dijo:
— Mi señora, hemos encontrado la fuente de ese olor que molestó a Ulric.— dijo mientras con su mano izquierda acomodaba sus lentes plateados.
— Idiota.— dijo a la vez que soltaba un suspiró el que al parecer se llamaba Ulric.— Cardenal, ¿eres demasiado estúpido o no lo recuerdas?
Al decir eso, Ulric solo se acercó a Cardenal para tómalo con su mano izquierda de una oreja para después llevar la derecha a su pecho. Su sorpresa se desvaneció y con una leve sonrisa se dirigió a nosotros mientras Alepoú le comenzaba a gruñir.
— Es el estúpido zorro que iba al lado del joven Tristán, Alepoú — le explicó aún manteniendo su sonrisa que demostraba satisfacción al ver que mi guardián estaba mostrando levemente sus comillos.— Solo que lleva otra vestimenta diferente a la que llevaba antes.
— ¡Oh!. Que aburrimiento... yo creía que era el otro zorro. Tch... ¿Pero qué se le puede hacer?. El joven Tristán fue quien lo hizo, así que...
Cardenal no terminó de hablar, ya que al verme en los brazos de Alepoú, su rostro se volvió sombrío y serio a comparación con su actitud de hace unos minutos. Acomodando su fleco, se liberó de un empujón del agarre de Ulric para comenzar a caminar hacia nosotros y acto seguido, en un momento rápido se acercó a mi rostro para tomarme del mentón.
— Alepoú.... ahora que lo recuerdo... Tú deberías estar inactivo porque el joven Tristán falleció hace mucho tiempo. ¿Qué haces con el pequeño mestizo?— le preguntó mientras mantenía su mirada sobre mis ojos.
— Primera vez que usas tu cerebro, torpe ave.— suspiró nuevamente para luego acercarse a Cardenal y tomarlo del hombro para alejarlo de mi rostro.— Sabes que si el pequeño jovencito está aquí y con esta bestia tramposa... pueden ser dos opciones.
— Cuervo, solicitamos ver a lady F y al señor Burnett.— le pidió Alepoú a Ulric.
— Zorro, si me dices cuales son los motivos por los que están aquí, gustoso te dejaré pasar para ver a mi señora.— le mencionó Ulric, quien sólo volvió a su semblante serio al igual que Cardenal.
— Ese Castelia no estaría aquí si su situación no fuese crítica. Gracias a que es mestizo de las dos familias más fuertes de los 4 grupos de familias de brujos.... debes estar corriendo del sueño eterno del cual te han condenado los odiados de los Castelia.— dijo Cardenal a la vez que se cruzaba de brazos.
— No tienes filtro, torpe ave roja. Sigue diciendo cosas así de mi joven Nathaniel y te las verás conmigo— le amenazó Alepoú mientras yo solo seguía escuchando en silencio.
— Es verdad lo que dice Cardenal. Alepoú, no hubieses traído al joven Nathaniel si su situación con los Castelia no fuese grave.— gruñó.— Esos tontos... los odio con todo mi ser pero por obvias razones no puedo odiar al chico que fue condenado sin tener derecho a decidir.
— Está más que clara la situación, Ulric. Debemos llevarlo a la finca lo más pronto posible, si Alepoú está con él, es porque debió encontrarse con el joven Tristán.— sin dudarlo más, se acercó a nosotros para ayudarme a bajar y acto seguido me tomó de la mano para comenzar a arrastrarme.—Este zorro fue dejado porque el joven Tristán sabe algo, recuerda que él mismo dijo que protegería a Rossalín y a sus desendientes.
Alepoú estaba por liberarme del agarre de Cardenal, pero este solo me acercó a él en un abrazo para comenzar a caminar mas rápido. Por otro lado, Ulric trataba de mantener tranquilo a mi guardián, quien no parecía estar contento.
— No seas celoso, solo le servimos a lady Fray. No te reemplazaremos, recuerda que si aparece otra marioneta solo es para ayudar o atacar.— le explicó algo divertido la marioneta humana de cuervo.
Al escucharlo solo reí bajo, pero de eso se percató el de cabellos rojos que aun me tenía aprisionado aprisionado un abrazo mientras caminábamos en dirección a la finca Fray.
— Oye, joven Nathaniel. ¿Usted generalmente es muy serio?— me preguntó Cardenal, a lo que dejé de reír para elevar mi mirada hacia él ya que era como 10 centímetros más alto que yo.
— No lo soy cuando estoy con personas de confianza, Cardenal.— le respondí.
— ¿Y usted tiene amigos?— preguntó.
— Solo tengo a Alepoú, no se si sabes que pocas veces se me permitía salir y eso solo era para ir a la mansión de los Castelia y pocas veces a la casa Fray.— le respondí a la vez que dirigía mi mirada hacia adelante.
— Lo siento mucho, mi lindo jovencito. No quise lastimarlo con esa pregunta.— me dijo sin pensarlo mientras que con su mano derecha acarició mi mejilla izquierda.
Escucharlo me hizo sentir las mejillas arder, pero ignoré esa sensación para segur mirando el sendero que era cubierto por las hojas color naranja y marrón.
— Deje de jugar, Cardenal. No soy un niño para que me diga jovencito, solo dígame Joven o Nathaniel.— le pedí de la manera mas tranquila que pude.
— Pero tu inocencia por el mundo exterior es como la de un pequeño curioso por descubrir y experimentar. Si no quiere que le diga jovencito.— él solo se apegó más a mi aunque me estaba abrazando de lado para luego lanzarme una pregunta que tal vez me podría tomar por sorpresa ya que al dirigir mi mirada hacia él de eso me percaté.— Dígame, ¿usted sabe qué es enamorarse?.
Escucharlo hizo detener a mi corazón, pero aún así solo desvíe mi mirada y tratando de ocultar mi nerviosismo le respondí;— No, claro que no lo se. Y eso es porque me mantuvieron resguardado y practicando para prepararme para la tradición de los Castelia.
— Sí quieres... puedo ayudarte en ese aspecto— dijo Cardenal a la vez que pasaba su mano de mi mejilla a mi mentón para levantarlo para hacerme verlo a los ojos.
— ¡Idiota, marioneta irrespetuosa!— grité para acto seguido proporcionarle una bofetada que no pasó por alto a la vista de Alepoú y Ulric quienes corrieron hacia nosotros ya que estábamos casi dos metros mas adelante de ellos.
Alepoú al verme ruborizado se posicionó detrás de mi para luego tomarme de los hombros y sobre estos habló:
— ¿Qué le hizo ese tonto?— me preguntó con suma seriedad.
— Cardenal, dime que...
Interrumpió.— ¿Qué hizo Cardenal para que Nathaniel esté así?— preguntó la tercera voz que parecía provenir de una mujer.
Si su piel era blanca, ahora estos habían tomado el color de una hoja de papel con tan solo escuchar aquella voz.