Lo más extraño de hacer el amor, fue no recordar a plenitud los más significativos detalles, apenas la serpiente del señor Lexter atravesó su cueva carnal, todo se hizo luz, paso a ser un tiempo borrado en su memoria, hasta volver a sentir después, como este la penetraba con rudeza, causándole un leve dolor entre sus pliegues. Al menos los besos dulces clamaron el ardor. —¿Te gusto mí brujita?.—No, debería ser su respuesta, no sabía como calificar la experiencia que ahora solo le causaba dolor entre sus piernas.—Dime la verdad mí amor. Te noto triste, como si aún no estuvieras conmigo por completo. —Siento que en alguna parte de esta experiencia, me perdí, estoy en blanco señor Lexter.— Comenzó a llorar, el seguro pensaría que ella estaba loca. "No seas egoísta" Una voz le resonó, mir