—No debiste dejarla ir ilesa, princesa. Es bastante petulante esa rubia.—Escuchó la voz de Bruna a su espalda, en parte tenía razón, debió larzale algunas piedras al vehículo, para que no le volviera a nacer el interés de regresar. —No importa, para la próxima prometo darle un susto, creo que no se cansará de molestar por ahora. —Igual, cuídate de ella, se nota que es mala, mentirosa y como bien dijiste, huele a sangre. — Ella también lo sintió, pero le causó mayor impacto que Bruna lo corroborará. —Lo dije más por impulso, no se, me llegó a la mente ese pensamiento.—Mas bien una vocecita gritarlo en su interior. —Es normal, pronto entenderás tu poder y aprenderás a usarlo. —¿Cuál es el tuyo Bruna?.—Estaba a la expectativa, ese mundo esoterico era raro para ella, pero al final debía a