Orión Me sumergí en su piel, susurrándole al oído mis sentimientos sinceros. —Me gustas tanto que no te haces una idea —Octavia se estremeció bajo mis labios y dejó escapar un pequeño gemido que encendió aún más mi deseo. Quería llevarla lejos de allí, de regreso a la manada, y hacerla mía en todos los sentidos posibles. Cada parte de mi ser anhelaba eso, pero también me preocupaba su comodidad y bienestar. —Yo... ¿podríamos ir a por un trago, por favor? —levanté la cabeza de golpe, mirando sus ojos con inseguridad. Mi deseo estaba a flor de piel, pero no quería presionarla ni hacerla sentir incómoda de ninguna manera. —¿Estás bien? Si, claro, podemos hacer cualquier otra cosa —dije con una sonrisa, aunque en mi interior ansiaba seguir con nuestros besos y abrazos —No quiero que te sie