Capítulo 20

1886 Words
Orión Me sumergí en su piel, susurrándole al oído mis sentimientos sinceros. —Me gustas tanto que no te haces una idea —Octavia se estremeció bajo mis labios y dejó escapar un pequeño gemido que encendió aún más mi deseo. Quería llevarla lejos de allí, de regreso a la manada, y hacerla mía en todos los sentidos posibles. Cada parte de mi ser anhelaba eso, pero también me preocupaba su comodidad y bienestar. —Yo... ¿podríamos ir a por un trago, por favor? —levanté la cabeza de golpe, mirando sus ojos con inseguridad. Mi deseo estaba a flor de piel, pero no quería presionarla ni hacerla sentir incómoda de ninguna manera. —¿Estás bien? Si, claro, podemos hacer cualquier otra cosa —dije con una sonrisa, aunque en mi interior ansiaba seguir con nuestros besos y abrazos —No quiero que te sientas incómoda conmigo. Octavia parecía nerviosa mientras murmuraba sus palabras. —Es que... es que estamos... en medio de la pista... todos nos miran —explicó, mirando disimuladamente a su alrededor. Imité su movimiento y noté las miradas de las personas que nos rodeaban. Algunas eran de desagrado y envidia, otras de lujuria y burla. Asentí con comprensión. —Está bien, aunque quisiera seguir bailando contigo, también me gusta la idea de charlar mientras tomamos algo —le dije con una sonrisa y la llevé de regreso a nuestra mesa, esta vez sentándonos muy juntos. Quería que se sintiera segura y cómoda a mi lado. Estábamos sentados en nuestra mesa, muy cerca el uno del otro. La conversación fluía, y Octavia parecía estar más relajada. —Entonces... —comenzó Octavia, aclarándose la garganta —¿Estudias o trabajas? Sonreí ante su pregunta y le respondí con sinceridad. —Trabajo, se podría decir que soy... el líder de una organización... Noté cómo entrecerró los ojos, pensando en mis palabras. —¿Mafia? —murmuró, mirándome con curiosidad. Me reí ante su suposición. —No, no —aclaré —aunque bien podría ser una. Su mirada se desvió de mis ojos a mis labios, y supe que ya no quería hablar más. Era obvio que deseaba algo más íntimo, pero el público que aún nos observaba de reojo le hacía dudar. Vi la decisión en sus ojos, pero antes de que pudiera hablar o acercarse a mí, su teléfono sonó. Abrió los mensajes sin preocuparse de que los leyera con ella. Sam Saldré a por un poco de aire. No te preocupes, Lucas me acompañara. Tampoco te preocupes por él, tengo el gas pimienta. ? Nos vemos en veinte minutos en la mesa. —Es Sam, dice que saldrá a por aire. Tal vez debería ir con ella. —me habló mientras se levantaba del lugar. Mis instintos lucharon entre la necesidad de estar a solas con Octavia y la comprensión de que Lucas estaba con Sam. No podía dejar a su hermana sola, al menos no ahora. —Espera —dije, tomando su brazo suavemente antes de que se alejara —No creo que Lucas la deje ir sola. Tal vez ellos necesitan ese tiempo a solas... Vi cómo la comprensión llenaba su rostro, sus labios formando un "Oh" de entendimiento. En ese momento, mi mente se llenó de imágenes pervertidas y deseos intensos, pero me forcé a mantener la compostura. Cálmate, me dije a mí mismo. Habría tiempo para eso más adelante. Por ahora, tenía que asegurarme de que Octavia se sintiera segura y cómoda. —Tienes razón, yo... Lo siento, soy muy protectora con ella. Resulta ser que la hermana menor cuida a la mayor porque es demasiado impulsiva —rio de su comentario. —Te entiendo, me pasa lo mismo con Lucas, aunque él no es mayor y no es mi hermano legítimo, es muy impulsivo. —Ahhh, Sam no es mi hermana biológica tampoco. Hace un tiempo encontré unos papeles en la oficina de mis padres... —se detuvo mirándome a la cara con confusión. —Puedes confiar en mí, Octavia —deseé decirle que sería un honor ganar su confianza por completo, pero me limité a asentir. Ella titubeó un poco antes de continuar: —Es que nunca le he dicho esto a nadie. Solo Sam lo sabe... Cuando levanté su barbilla con suavidad, su mirada se encontró con la mía, y el simple gesto de acariciar su rostro estableció un lazo especial entre nosotros. La intensidad de sus ojos me transmitió que estaba dispuesta a confiar en mí con sus secretos más profundos. —No tienes que decírmelo si no quieres. Y si decides que sí me lo quieres contar, puedes confiar en mí... Octavia tomó un respiro y finalmente compartió su secreto conmigo: —Eran papeles de adopción. Estaba buscando alguna carpeta para presentar un proyecto de la escuela y me encontré con eso. Al parecer nos adoptaron cuando teníamos 3 o 4 años. Nunca les dijimos que sabíamos, ellos han sido los mejores padres que podríamos haber pedido. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuvo. Verla luchar contra las emociones me dolió en el pecho. —Es lo importante, ¿no? Luego de la llamada de tu mamá esta mañana, me queda muy claro cuánto las aman. Se aseguró de que Lucas no fuera un asesino serial —me reí, y eso arrancó una sonrisa de Octavia. —Pues sí, ella es nuestra mamá, siempre en modo mamá súper protectora. Dedicó toda su vida a nosotras. Desde el día que llegamos a su hogar, ella dejó de trabajar para pasar todo el tiempo con nosotras. Papá trabaja casi todo el día, pero busca cada momento libre que tiene para pasar con nosotras tres. Alguien tiene que trabajar para que Sam pueda mantener su actividad recreativa —se rio, y sus risas llenaron el espacio entre nosotros. Mientras escuchaba su historia sobre la adopción, mantuve mis ojos fijos en los suyos, ofreciéndole una mirada de apoyo y empatía. Su valentía al compartir algo tan personal me conmovió profundamente. —¿Nunca te has preguntado por tus padres biológicos? —pregunte comprendiendo el por qué ellas no sabían de su condición. —No, si tuvieron el coraje de abandonarnos no veo el por qué siquiera pensar en ellos. A ver, sé que Sam no es mi hermana por lo tanto llegamos a la conclusión que ambas familias nos abandonaron a la vez... —Entiendo, pero tal vez... —No, no me interesa un tal vez. ¿Y tú familia? — Cambió abruptamente de tema. —Mi mamá y papá viven en la misma ciudad que yo. Papá se retiró hace poco, y se mudaron a las afueras de la ciudad. Tengo a Lucas y un hermano menor, Samuel. Él tiene tu misma edad, estoy seguro de que se llevarían bien. —¿Ya pensando en presentarme a la familia? —Preguntó burlonamente enarcando una ceja. Nuestros dedos se rozaron accidentalmente mientras hablábamos, y el roce suave de su piel contra la mía provocó un estremecimiento en mi cuerpo. —Si pudiera te llevaría ahora mismo, princesa. —Wow, hasta me gané un apodo. Tal vez deberías bajarle a la intensidad —no supe si lo decía en serio o no, no paraba de reírse, ese sonido era música para mis oídos. Cuando finalmente se calmó continuo. —Bien, creo que es hora de ir a buscar a Sam. Se levantó con dirección a la salida, me pare y la alcancé agarrándola de la mano. No se iba a librar de mi tan fácilmente. —Vamos, iré contigo, princesa. Salimos de la discoteca, dejando atrás el estruendo de la música y nos sumergimos en la oscuridad de la noche. Las luces parpadeantes de la discoteca se desvanecían a medida que nos alejábamos. La brisa nocturna rozaba nuestras pieles, y sentí el aire fresco llenar mis pulmones, revitalizándome después de la intensa velada. Octavia, con su cabello oscuro moviéndose con gracia al viento, iluminada por la tenue luz de las farolas de la calle, se veía aún más impresionante. Mi mirada se deslizó por su figura mientras sacaba su teléfono, sus curvas y la forma en que sus labios formaban palabras en silencio capturaron mi atención, y no pude evitar robarme un momento para registrar cada detalle de ella. Me sentía afortunado de estar a su lado, compartiendo esta noche y cada momento. Sin embargo, la tranquilidad se vio abruptamente interrumpida por un grito desgarrador. Octavia abrió los ojos de par en par, y reconocí en su mirada el miedo y la preocupación que sentía por su hermana. Corrimos por la calle principal, y doblamos en el primer callejón, donde se desplegó una escena impactante. Sam tenía a Lucas inmovilizado en el suelo, sujetándolo por el cuello con una mano. La sangre manchaba la ropa de Lucas, y el temor se apoderó de mi corazón. No podía permitir que algo malo le pasara a mi amigo. Mientras la adrenalina recorría mis venas, noté que la sangre era de Sam. —¿Qué mierda está pasando? —El caos se apoderaba del callejón mientras Octavia gritaba, su voz llena de confusión y preocupación. Corría hacia su hermana, sus pasos resonaban en el pavimento, golpeando el suelo y se mezclaba con el alboroto que había estallado en el lugar. La tensión y el miedo se palpaban en el aire. —Este idiota me mordió. —Sam, con su rostro enrojecido de rabia, miraba a Lucas con ojos llenos de ira. Su voz chillaba enojada mientras señalaba la herida en su hombro, que sangraba. El olor metálico de la sangre impregnaba el aire, y se mezclaba con la confusión reinante. —¿Qué hizo qué? —Octavia se frenó de golpe, sus emociones en conflicto. El desconcierto y la preocupación llenaron sus ojos mientras procesaba lo que había sucedido. El sonido de su respiración agitada se sumó al caos del callejón. —Habló algo de marcar y no sé qué. Pensé que... No sé qué mierda pensé, pero el muy hijo de puta me mordió. —La... marca... —Lucas, incapaz de hablar claramente, solo podía tartamudear palabras incomprensibles. Sus ojos reflejaban la preocupación y el temor por lo que acababa de ocurrir. La adrenalina lo mantenía en alerta, aunque su cuerpo se encontraba en un estado de conmoción. —Vámonos Sam. —Ve a buscar el auto, Vi. —No voy a dejarte sola con ese loco. —Estaré bien, mira —ella se agachó y agarró un punto entre el cuello de Lucas y su hombro. El dolor y la confusión se reflejaron en su rostro antes de que él finalmente se desmayara. El golpe sordo de su cabeza al caer al suelo resonó en mis oídos, y todo pareció ocurrir en cámara lenta. —Ves, ahora ve por el auto. —Espera —traté de intervenir, tomando a Octavia del brazo para detenerla. Lucas la había cagado hasta el fondo, no podía pensar una salida a este problema. —No me toques —dijo entre dientes al mismo tiempo que Sam gritaba con odio en su voz. —No la toques. —algo golpeó mi cabeza y caí al suelo, perdiendo la consciencia. La oscuridad me envolvió, y mi mente quedó en blanco, incapaz de entender lo que estaba ocurriendo a mi alrededor.
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