Lo ocurrido en la oficina, el hecho de que era un completo imbécil la mayor parte del tiempo debería hacerla abrir los ojos, darle más fuerza de voluntad para resistirse, incluso repudiar su toque… pero su cerebro parecia no querer escuchar. Esa noche, soñó que estaba a horcajadas sobre su regazo mientras estaban en la oficina, esos muslos duros bajo los suyos y sus grandes manos en las caderas mientras le soltaban la corbata y le desabrochaba la camisa. La Nancy del sueño era segura, lo empujaba hacia atrás en la silla mientras lamía y besaba toda esa carne caliente y satinada. No le importó cuando él cerró el puño en su pelo y poseyó su boca de aquella forma, sin cuidado y con un hambriento deseo, como cuando la habia besado. La Nancy del sueño estaba tan excitada que apenas podía respi