Marcus jamás pensó que tendría que mentir para poder mantener lejos sus manos de cierta mujer, pero no tuvo opción, su autocontrol empezaba a desaparecerse poco a poco a medida que pasaba más tiempo rodeado por su secretaria
Que Dios lo ayudara
Se paso la mayor parte del sábado corriendo en el lago, tratando de airearse un poco, de tomar distancia y aclarar sus pensamientos. Pero aun así el viaje hasta la casa de sus padres le dio mucho tiempo para que volviera la maraña de frustraciones a su cabeza: la señorita Larsson, cómo la odiaba, cuánto la deseaba, su reunión con José durante la cena…
Se recostó un poco más en el asiento e intento que el ruido sordo del motor del auto lo serenara. Sin embargo, no funcionó.
Los hechos eran los siguientes: Se sentía posesivo con ella.
No de una
