—Se ha debido de equivocar, no hemos pedido otra ronda —Nancy le ofrece una dulce sonrisa al chico de unos veintitantos años. No podía aceptarlo si el chico realmente se habia equivocado con su orden, además, tenían que conducir y ya habian tenido suficiente del alcohol, habia tenido que mezclar sus copas con agua desde hace rato para evitar caer en la tentación
—He recibido órdenes severas de invitarle a una última copa, no puede rechazarla. —Insistió el camarero
“¿Ordenes?” Nancy frunció el ceño hacia el hombre más joven
El camarero se alejo con la mejor de sus sonrisas sirviendo a otra persona. Nancy observa con recelo las margaritas y busca con la mirada a Abby pensando en que las ha pedido ella desde otra barra. El reloj de su pulsera indica que son las doce y media de la noche y t
