TUYA.

2434 Words

—Irina —la voz del niño la llamaba con insistencia—. Irina, dame agua —de nuevo parecía estar hablando solo —¡IRINA! —al fin gritó, y cansado de no ser escuchado. —Alek, lo siento —Irina se sonrojo y apretó sus manos que estaban sobre sus rodillas, fue a la cocina y le llevo el vaso con agua tan deseado por el pequeño. —¿Qué pasa? —pregunto tan perspicaz como era él y ella solo pudo suspirar y darle una tierna sonrisa. —No mucho, vamos, termina de almorzar que debes hacer una siesta. Irina mordió sus labios recordando la noche, una noche que estaba segura quería repetir tan rápido como se acabara el día de trabajo. Aunque su cintura estaba un poco magullada y el interior de sus muslos le decían que un poco de descanso no vendría nada mal. Pero en definitiva ya no era una niña como pa

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