LA NIÑERA.

2908 Words
Sus ojos estaban fijos en Irina, la miraba y se reía. No dejaba de mirar a la chica que estaba sentada y cabeceando. Estaba esperando a que ella dijera algo, pero Irina parecía que a duras penas estaba regresando a la realidad. Cuando ella al fin abrió los ojos, el rubio le dio una sonrisa. —Buenos días. —Yo... —¿El bruto de tu padre nunca te enseñó buenos modales? —se inclinó hacía adelante para enfrentarla. —¿Dónde... —Necesitas… educación —se mordió los labios cuando terminó de pronunciar aquello. —Necesito salir de aquí —habló mirando a su alrededor, la luz de la mañana la estaba lastimando, sin embargo fue imposible no sentir el calor de aquel lugar, nada parecido al de su fría y vieja casa—. Mi hermano, ¿dónde tienes a mi hermano? Estaba molesta, dolida, cansada, frustrada también. ¿Por qué cuando sentía que iba saliendo de un problema llegaba otro? ¿Qué necesidad tenía la vida de hacerla sufrir de esa manera? ¿Qué le había hecho ella a la vida? —Está vivo si es lo que quieres saber. —¿Pero está bien? —Eso es una pregunta diferente. —¿Qué le hiciste? —Irina intentó ponerse de pie, pero las costillas quemaron haciendo que cayera de rodillas por la intensidad del dolor. El hombre la vio caer y no se movió ni un segundo por compasión. —Nada realmente —dijo sin importancia. —Mi hermano —preguntó de nuevo, esta vez más demandante y poniéndose de pie, pero seguía manteniéndose encorvada por la intensidad del dolor. —Está en la enfermería, su cuerpo no pudo manejar los golpes igual que tu, es débil —afirmó con un deje de burla en su voz. —No come bien. —Tu tampoco —le miró de pies a cabeza, haciendo que se sintiera intimidada. —Tengo que ser fuerte por los dos, él es solo un niño. —Tienes que ser fuerte por ti. —Quiero irme —Irina no quería discutir nada más con aquel hombre. —Cuando me pagues. —Yo no te debo dinero, lo debía mi padre y anoche tu lo... —Irina se quedó en silencio porque estaba terminando de asimilar que su padre había sido asesinado ante sus ojos. Pero lo que más estaba tratando de asimilar era que aquello parecía no afectar del todo. Era como si su padre simplemente no le importará. La realidad era una muy diferente, lo que sucedía era que Dmitri nunca había estado para ella, pues había pasado buenos años en la cárcel, luego de salir había embarazado a su madre de yuri y cuando el niño nacido está enfermo, nunca fue un padre presente y mucho menos responsable, siempre bebía y peleaba, se metía en problemas y a veces golpeaba a su madre. ¿Por qué? Era algo que nunca supo y evidentemente con su padre muerto tampoco lo sabría. Muerto o no, ella tendría que seguir trabajando por su hermano para que no tuviera un vida como la de ella, para que al menos saliera de ese lugar y se fuera a estudiar lejos de allí, lejos de la miseria. —Señor, por favor. —Jasha —dijo mientras encendía un cigarrillo. —Señor... —Me llamo Jasha, no me gusta que me llamen de otra manera. —Ja-Jasha, quiero irme, quiero ir por mi hermano. —Tu hermano tiene varios huesos rotos, está muy bajo de peso y... —Ambos sabemos la clase de negocios que usted hace, no es bondadoso ni bueno porque sí y ambos sabemos también que yo no tengo nada que ofrecerle, no tengo dinero ni... —Tu hermano es un genio para las computadoras. —¿Qué? —Irina parecía no saber de lo que estaba hablando. —No le toma demasiado cambiar las notas, entrar a correos y hacer cosas que un chico de su edad no debería estar haciendo. —No, Yuri no... —Poco o nada me interesa si me crees o no, tu te puedes ir, pero con tu hermano me quedo yo. —¡Usted... —Le puedo dar todo aquello de lo que tu no has sido capaz en estos 16 años que tiene el chico. Acá va a tener comida, una cama caliente, estudios, dinero, mujeres si así lo quiere... —Y una bala en la cabeza —afirmó fríamente Irina. —La muerte es inevitable. —La muerte es inevitable, pero para hombres como ustedes la muerte es como el desayuno cada mañana, nunca falta en la mesa. —Sin embargo en tu mesa pocas veces podías poner un desayuno decente. Irina apretó sus puños dejándolos blancos, miro al suelo y se sintió decepcionada de sí misma, de alguna manera el hombre tenía razón, ella no había podido ayudar realmente a su hermano, pero tampoco era tan tonta como para dejarlo en las redes de un criminal como ese. —Te voy a dar dos opciones. —No pienso obedecerlo. —Te quedas y esperas a que tu hermano se recupere y decida por si mismo que quiere te vas y nunca más vuelves a ver a tu hermano —el rubio apagó el cigarrillo para encender tro enseguida—. Y mira que estoy siendo amable contigo mocosa, si se me diera la gana te habría enviado a pie y descalza hasta tu casa. —¿Entonces porque no lo haces? —Porque si quiero que tu hermano se quede, tengo que ganarme su gracia y tratarte mal no parece una buena opción, por lo que vi ustedes son... —Familia. —Eso. —¿Puedo quedarme con él? —la pregunta lo tomó por sorpresa, no pensó que ella fuese a aceptar tan rápido. Definitivamente Jasha no tenía idea de la seguridad de Irina, no tenía idea de que ella era tan inteligente como él y que si estaba dispuesta a esperar por su hermano, era porque sabía que su hermano iba a negarse a semejante propuesta. —Pasen —Jasha llamo y tres hombres entraron—. Llevenla a la habitación del chico, que le traigan ropa y lo que pueda necesitar. Irina estaba saliendo de la oficina escoltada por esos hombres cuando Jasha habló de nuevo. —Estaba en la moto, ¿verdad? —¿Qué? —Lo que tu padre buscaba, eso tan valioso, estaba en la moto —Irina sintió que un frío perturbador y despiadado la recorría por completo. —No —le dijo y le dio la espalda cortantemente, sin saber que él ya había obtenido la respuesta que sabía con certeza. Aunque no le importaba que era lo que buscaba el padre de Irina, le gustaban los acertijos y acababa de resolver uno muy sencillo. La llevaron por varios pasillos, uno de los hombres se fue y el otro abrió una puerta, la metieron a una habitación gris, que no tenía nada. —En un momento vendrán las mujeres a organizar el lugar. Le cerraron la puerta en la cara, lo que desesperó a Irina y la llevó a tomar una actitud no tan tranquila, golpeó la puerta varias veces y maldijo, pateó y gritó, arañó y gritó de nuevo. Pero nada, no había respuesta. Lo único que le quedó fue un dolor intenso en la garganta, las uñas y las costillas que estaban bastante golpeadas. El frío aumentó, porque el tiempo transcurrió y con ello la noche pasó a la madrugada. Se hizo un ovillo en una esquina, sus labios temblaban y sus dientes tenían un rítmico castañeo, podía escuchar el sonido que hacían afuera, sus manos estaban congeladas y no las podía mover. Poco a poco, sintió que sus ojos se cerraban, no por sueño, era cansancio. —Llevenla con su hermano. —Sí, Jasha —Prometiste no volver a hacerlo, Jasha —la voz de la mujer pudo sorprenderlo, pero él sabía que su madre que era la matriarca de la casa no se le escapaba nada. —Madre —saludó cortésmente. —Es una niña. —Solo era un prueba de resistencia. —El trabajo fuera de casa, fue nuestro acuerdo. —Estoy buscando personal. —Jasha... —Es mi trabajo madre, necesito gente dura trabajando para mi, el hermano de esa chica es el cerebro y ella es la fuerza. —Tu hijo está corriendo por los pasillos de esta casa. —Y en unos años tendrá que hacerse cargo de todo, tal como lo hago yo y como lo hizo mi padre y el padre de mi padre. Jasha dejó a su madre allí plantada sin decirle mucho más, fue tras Irina y observo detenidamente que ambos chicos quedarán correctamente acomodados en el lugar, pidió mantas extras para ella y que encendieran la calefacción de la habitación. —Traigan la moto de la chica. —Señor es chatarra. —No te estoy preguntando si te gusta o no, trame la jodid@ moto —por alguna razón la curiosidad pico a Jasha, algo que no era común en él. Se marchó de allí viendo como los chicos parecían dormir plácidamente. Y durante varios días estaban solamente dormitando y existiendo, Yuri sobrevivía por el cuerpo en sus venas mientras que Irina se levantaba comía poco y seguía durmiendo. —¡Irina! —escuchar la voz de Yuri, aunque no lo podía ver, la tranquilizo. Su cuerpo se calentó poco a poco y su mente pareció conectar de nuevo con la realidad, por ese par de días Irina se tomó el tiempo de dejar de pensar. —Irina, hermana. Despierta —Yuri estaba sacudiendo su cuerpo y con un dolor de cabeza penetrante fue abriendo sus ojos poco a poco, volviendo a la realidad. —Yuri —lo saludó y le dio una pequeña sonrisa. —¡Hermana! —el chico la abrazo y aunque estaba molesta, le correspondió el abrazo. Su hermano seguía con vida y eso era algo para agradecer. —Tenemos que irnos de aquí —le dijo mientras le acariciaba las mejillas que parecían más regordetas. —Yo… Irina, creo que... —cuando Irina escuchó las palabras titubeantes de su hermano, se dio cuenta que se había despertado demasiado tarde o que tal vez Jasha había llegado muy rápido ante su hermano. —No me importa que te dijo ese hombre, no lo vas a hacer, no vamos a quedarnos aquí, no pienso dejarte con estos criminales. —Irina, la casa está destruida, el invierno ya viene y... —Son criminales, Yuri, son asesinos, venden dr0gras, personas y... —Irina, lo siento —el chico bajó sus mirada—. Soy tu hermano menor, pero no soy tonto, estás cada día más delgada y pálida —la voz del chico se quebró—, todo lo que compras en comida me lo das, pagas la deuda de la casa, semana a semana y… —Y lo vamos a lograr, Yuri —ella le limpió las lágrimas a su hermano—. Un mes, falta un mes para saldar la deuda de intereses. Luego todo va a ser mejor, pero tu… —Acepte —la interrumpió para no dejarla hablar más. —Yuri —Irina se recosté nuevamente, sintiendo como la cabeza le daba vueltas. —Tendremos comida, un techo caliente sobre nuestras cabezas, protección y... —No, tu no lo entiendes, vas a trabajar para un criminal- —Irina, me has cuidado por 16 años, déjame hacer mi parte. —No puedo... Yo... —Trajeron la moto esta mañana, nos vana dar una pequeña cabaña con dos habitaciones, debo trabajar en el momento que se me pida y hacer lo que se me pida sin protestar, tu debes quedarte en casa hasta que yo acabe. —¿Cuándo vas a acabar? —Cuando Jasha así lo decida. —Quiero... Necesito pensar Yuri. La rubia se recogió sobre sus piernas, se puso de medio lado y cerró los ojos, no estaba durmiendo estaba pensando que tenía que buscar la mejor manera de sacar a su hermano de allí y huir de Rusia. Un par de horas más tardes los llamaron y les ordenaron que se pusieran la ropa que había en los armarios de cada uno, debían bajar y presentarse ante Jasha. La elegancia del lugar los sorprendió a ambos, nunca sus ojos habían visto tanta belleza, un comedor para 12 personas en el que solamente habían sentadas 3. Jasha, una señora muy elegante y un niño pequeño. El pequeño parecía haber estado llorando y aquello conmovió un poco a Irina. Su gran sueño siempre fue ser profesora, pero eso no era más que una ilusión en ese momento. A pesar de que el lugar estaba caliente, ella parecía seguir sintiendo un frío brusco, quería un abrigo. —Sobrevivieron —el comentario sarcástico del hombre la exaspero. —¿Qué le dijiste a mi hermano? —Lo mismo que te dije a ti. —Jasha —advirtió la mujer mayor. —No se habla de trabajo en esta mesa, los mande llamar para que cenarán junto a nosotros y para que Yuri vea que no miento, siempre cumplo lo que prometo. —No tenemos hambre —advirtió Irina tomando a Yuri de la mano que ya estaba moviendo la silla para sentarse, pues los platillos sobre la mesa lo estaba tentando. —Es obvio que tienes hambre, niña —dijo la mujer que servía un poco de sopa en el plato del pequeño. —Gracias, pero... —Tu hermano ya acepto, te sientes o te vas... junto a tu padre —Irina abrió los ojos de par en par, aquello era una clara amenaza a su vida. Yuri tomó asiento en el lugar que una de las mucamas le indico, mientras que a Irina la sentaron junto al pequeño que solamente jugaba con la cuchara entre la sopa. —Coman —dijo Jasha molesto y exasperado. Todos en el lugar comieron, lentamente, en silencio, los olores de la comida llenaban el salón, Irina había llevado pocas cucharadas a su boca mientras que su hermano iba por la tercera taza de sopa. —¿Hace cuanto no comes? —el niño preguntó como si fuera la cosa más natural. —¡ALEK! —El gritó de Jasha acompañado de un par de golpes a la mesa asustó a todos los presentes, Irina llevó sus manos y brazos al niño y lo rodeo. —Es una pregunta obvia —dijo la rubia—, mi hermano está comiendo como un cerdo y él es un niño curioso. Jasha río y se puso de pie, el silencio se podría cortar con el filo de una hoja de papel, todos estaban quietos en su lugar. EL hombre se puso de pie y rodeó la mesa hasta llegar junto a Irina, sin tocarla pego sus labios al oído de ella y habló. —Nunca más, en tu put@ vida vuelvas a desautorizarme enfrente de mi hijo. Te juro que no me importa si estamos en la maldit@ iglesia, allí mismo te meto una bala en la cabeza. Sentío como el pequeño niño tiraba con cuidado de su brazo. —Pudrete —Irina le contestó en igual tono, molesta y sin miedo. Jasha no dijo nada, llevo su ágil mano al arma que reposaba en su espalda, cargada y lista esperando para ser activada uy liberada de su seguro. —¡No! —Dijo Olga, la madre de Jasha, tomando la mano del hombre y clavándole las uñas rojas perfectas—. Es perfecta. —Madre, no... —¿Acaso no te diste cuenta de lo rápido que cubrió a Alek? —Jasha era observador y sí, por supuesto que había notado la agilidad con la que Irina protegió al niño ante su grito de rabia. —No la quiero junto a mi hijo, ese brazo tatuado y esa actitud... —No te estoy preguntando —la mujer lanzó la servilleta sobre la mesa—, ya no puedo cuidar más de Alek. —Seguiré buscando —dijo Jasha casi retando a su madre. —Y yo voy a envenenar a todas y cada una de las mujeres que traigas a casa—Irina trago grueso—, ella es idónea, después de todo ya metiste a su hermano en esto, ella puede trabajar también en lugar de esperar en esa cabaña por su hermano como si fuera un reo. Con la elegancia que había mostrado, se retiró del comedor, dejando a los cuatro comensales en silencio y fríos. Al parecer si había alguien que pudiese doblegar al malvado hombre. —A partir de mañana serás la niña de Alek, solo debes cuidarlo, de su crianza me encargo yo. —No. —¡CARAJO! —El grito de Jasha los hizo brincar a todos de nuevo por el miedo de la furia en su voz—. Deja de creer que te estoy preguntando si quieres algo o no. Es una m@ldita decisión, empiezas mañana, el niño despierta a las 6:30 y su primera lección es a las 7:30. Tienes una hora para darle el desayuno y tenerlo listo. Irina trago grueso, pues aunque estaba por pelear, por decir de nuevo que no, siento esas pequeñas uñas y esos deditos pequeños clavarse en su piel, el niño estaba llorando en silencio, estaba contendiéndose por completo. Y entonces ella no tuvo corazón para decir que no.
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