—Jasha, no —los ojos de Irina, casi parecían lagrimear. —¿No lo quieres? ¿Me detengo? —la pregunta era tan puntual y su mirada tan firme y poderosa que ella sintió que se derretía por dentro. Pero ella tampoco podía negar que los ojos de Jasha se habían vuelto tiernos, dulces, casi desesperados y era obvio que si ella le decía que no, sería un no. ¿Pero ella quería decirle que no? No. Su lengua y sus labios estaban ansiosos por gritar un sí, por decir que sí, pero no sabía si debía, si era lo correcto o si tenía que seguir en contra de sus sentimientos. —Jasha yo... —No lo haré —Jasha se separó de Irina, colocó el top del bikini sobre los pechos de la rubia y la miro—, muero de ganas por hacerte mía pero no voy a... Fue Irina la que tomó la decisión de volver a besar, de pegar a J