—¿Estás lista? —Eriks le preguntó a Irina que se miraba al espejo y tenía unas profundas ojeras. —Supongo que si. —Irina, si no te sientes bien, creo que lo mejor es que... —Tengo que, no puedo no ir, soy su hermana. Eriks trago el grueso nudo de su garganta, afirmó con su cabeza y le beso la frente. Antes de que salieran de la habitación Irina regresó sobre sus pasos y lo abrazó con fuerzas, él se había convertido en su todo, sin olvidar por supuesto a su hermano, pero es que su hermano ya no estaba en su vida. —Irina, creo que lo mejor es que... —Vamos, ya casi es hora. —Sí. Irina tenía sus mejillas sonrojadas y la punta de su nariz de un color rosa que la hacía ver demasiado tierna, al menos eran esas las observaciones que Jasha hacía desde la distancia, sabía que acercarse a