La misma noche New York Harry La invitación de Williams a la fiesta desato un mar de dudas en mi cabeza, porque ¿Quién quiere irse a meter a la cueva del lobo? Nadie en su sano juicio cometería semejante locura, más recordé las palabras de mi madre “No puedes atacar a la presa sin antes conocer sus debilidades, de lo contrario terminarás siendo cazado y destrozado en mil pedazos” Por más que me resista, la baronesa tenía la razón, por algo siempre obtiene lo que quiere y no podía restarle crédito, más bien era hora de ser pragmático, entonces dejé mi frustración a un lado aceptando asistir a su casa, más que todo no podía hacerle tal desplante, pues despertaría sospechas con mi actitud. Lo ideal era seguir manteniendo la fachada siendo un buen novio y también demostrarle a Williams que