Marco miró fijamente a Susana, que en esos momentos estaba apilando una torre de vasos con una concentración increíble. Definitivamente, su torpeza estaba disminuyendo cada día más. Casi no había tenido accidentes esa semana y finalmente, había comenzado a hacer mejor su trabajo. El castaño no podía dejar de pensar en las palabras que ella le había dicho la última vez, sobre todo en las que le alentaba a ser más detallista con Vanessa, más cariñoso y además; romántico. «Te ayudaré con ella» volvían a su mente una y otra vez. También había comenzado a darle consejos de cómo ser mejor pareja para la rubia, ya que al conocer muy bien a su ex mejor amiga, sabía de sus gustos al mil por ciento. ¿Por qué se prestaba para tal cosa, teniendo esos sentimientos por él? ¿Acaso era una especie