El corazón de Susana latía de manera casi feroz, sus piernas parecían un par de gelatinas y sus manos comenzaron a sudar, al ver que Marco acortaba la distancia entre ellos cada vez más.
Planeó echarse para atrás, pero el castaño colocó una mano detrás de su nuca, impidiéndole escapar. Se sentía deseosa de que la besara, y también de que no lo hiciera en partes iguales.
Sabía las consecuencias que traería un beso de él y estando tan solos…
No quería pensar más en ello, su pecho le dolía con la certeza de que él seguramente se sentía solo o confundido, no porque en verdad tuviera deseos reales de besarla.
Ladeó la cabeza, justamente cuando Marco se decidió a probar nuevamente sus dulces labios. Su boca se posó sobre su mejilla, pero él no desistió de sus propósitos y empezó a repart
