15

1139 Words
Ever.   Me sentía diferente, todo mi cuerpo se siente distinto, como si en realidad no fuera yo. Las cosas habían dado un giro pero no para ponerme de cabeza, sino para devolverme los pies a la tierra.   Todavía no creía que hubiéramos pasado la noche juntos, todavía no lo supero. Se me había quedado grabado por completo cada parte de su cuerpo. Verla esta mañana vestirse, subiendo sus pantalones por su nalgas, cuando me ofrecí para abrocharle su sostén, cuando le recogí su cabellera roja a una coleta, era perfecta. Recién levantada es que sus pecas se aprecian por completo, verla luchar contra el sueño porque no quería levantarse aunque yo tampoco, pero tenía que hacerlo porque no quería que llegara tan tarde a su casa y tuviera problemas con sus padres.... Mierda, Ever ahora eres todo un caballero y te preocupas por tu nena, ya no piensas solo en ti, ahora la atención que te rendías a ti mismo, se la dedicas toda a ella. Ni siquiera he tenido mucho tiempo para pensar en que tengo días que no boxeo.   Había quedado de verme con ella esta noche pero mientras tanto pasaba el rato con Michael quien me llamó de sorpresa diciéndome que por fin le habían dado su libertad y tan pronto como hablamos nos juntamos.   El dueño de "La guarida" pagó a la policía pero por el momento aún no abre el antro para boxear, sin embargo, Michael tenía ganas de entrenar y de liberar presión, me había contado que se mudaba de casa de sus padres y que volver allí y no recibir apoyo de sus progenitores solo lo hizo tener ganas de desahogarse con un saco de boxeo, así que lo llevé a un gimnasio que tiene un buen amigo mío, quien usualmente solo lo abre por las noches pero por ser a mí, me prestó las llaves del lugar.   Empezamos a boxear pero yo me detuve luego de una hora, sin embargo él continuo sin parar y lo entendía. Me ponía en sus zapatos y me gustaba estar para él porque una vez me encontré en situaciones similares y no tuve a nadie a quien contárselo, o que al menos estuviera ahí.   —Ya para, descansa Michael— le aconsejé pasándole su toalla y su termo de agua.   Los sudores le chorreaban como agua, estaba agitado y aún así podía ver el no querer cesar en sus ojos.   —Cuando vuelva a casa de mis padres quiero estar lo suficientemente calmado como para sacar mis cosas de allí— me dijo secando sus sudores.   —¿Ya lo sabe, Eleonor? — le pregunté sabiendo que se debió de sentir triste ante la noticia.   —Lo comenté antes de que se fuera a trabajar, pero tengo que hablarlo con ella, será ya cuando esté instalado en el piso. No sé qué ocurrió anoche con ella, pero de seguro fue una discusión por mí. Ella siempre me defiende— su mirada se fue al suelo.   ¿Debería de decirle yo que amanecí con su hermana? Eleonor y yo nunca hemos hablado de cómo se tomaría su hermano saber que ella y yo estamos juntos, sin embargo tenemos que hablarlo, no me gustan las mentiras ni tampoco los secretos. Más cuando Michael es mi amigo.   —Estará bien, ella es muy fuerte— traté de animar sin dar muchos detalles.   Él me miró y asintió seguidamente.   —Si lo es, pero es mi niña y no sabes como la adoro. No me gusta verla triste y por la única razón que le pelean en casa es por mí, porque me defiende contra viento y marea. Ella es jodidamente la perfecta de casa y no hace nada mal, solo apoyarme. — maldición... ahora creo que si hace algo malo de verdad, o al menos lo serán para sus padres... estar con este boxeador.   No sabía cómo responderle ciertamente. Las cosas habían cambiado del cielo a la tierra, ahora que su hermana era mi chica me resultaba incomodo hablar de ella y que él no supiera sobre nosotros empeoraba las cosas. En algo que si tenía razón es en que "Es perfecta"   Acaso puedo decirle que pienso lo mismo sobre su hermana?   —Oye amigo, solo tienen que apoyarse mutuamente y nunca perder esa comunicación.  Quien tiene a tu hermana entonces cuenta con suerte, ¿quien no quisiera un apoyo como el que da, y esa entrega con la que se lanza al vacío por ti? — pensé en ella al decir esas palabras y me sentí un puto amo al saber que yo también cuento con la suerte de tenerla.  —Lo mejor es que ya dejemos el entrenamiento por hoy, ha sido suficiente. — le aconsejé.   —No me quiero ir aún, podría pasarme todo el día boxeando. — se negó a irse.   —Escúchame bien, Michael. No vas a resolver nada aquí, tienes que meterte en la cabeza quién eres y lo que quieres y dejarte de bajones porque eso no te llevará a buenas cosas. ¿Tus padres no te apoyan? ¿No creen en ti? Entonces trabaja duro para que luego los impresiones, ¿sientes que no puedes más estando bajo el mismo techo que ellos? entonces múdate, haz lo que te traiga paz mental. Lo que amas es la decisión correcta y otras veces la que duele. —   >>Chale Ever, si andar con una empedernida de los libros, filosófica y expresiva chica te ha convertido en casi un psicólogo> Estoy leyendo un libro sobre fantasías y no hago más que pensar en ti>> Eleonor.   Se me hizo imposible no morderme los labios. Estaba bellaca la nena.   >>¿En clases? Me parece un delito que te mojes y yo no esté para secarte. ¿Te esperas hasta más tarde para leer?, quiero estar presente. >> Ever.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD