—No necesito de tu protección imbécil, yo puedo arreglármelas sola.—dije con ira.
—Adelante, quédate, pero si él regresa por ti, te la arreglarás sola porque no pienso venir por ti de nuevo niña estúpida.—escupió.
—Iré contigo, Pero jamás dormiría en la misma cama que tú.—dije y lo mire fijamente.—Dormirás en el piso.
—Cómo digas, vamos, más tarde envío a alguien por tus cosas—dijo con tono autoritario y yo asentí.
Salimos a un largo pasillo, en el que habían numerosas puertas, hasta detenernos en el final, en una enorme color rojo, y un sello característico de su especie. El abrió la puerta y me empujo hacía él. Me quedé asombrada por tan grande, lujosa y hermosa habitación.
—Cuidado babeas mi alfombra.—dijo de manera arrogante.—Es mas costosa que toda tu casucha.
—Vete a la mierda.—dije hecha una furia.—Necesito darme una ducha.
—Perfecto, yo igual, vamos—dijo señalando la puerta que conducía al baño.
Sentí una ráfaga de nervios, que recorrió todo mi cuerpo, el no podía hablar en serio, quizás solo es una broma de mal gusto.
—¿¡Acaso estas demente!?—le grité—Ni en tus mejores sueños, me ducharía junto a ti.
—Me estás cansando con esa actitud—dijo con tono frío.—Entra ya mismo y cállate.
Sentí como mi corazón quería abandonar mi pecho, inspeccioné toda la habitación pero no había lugar por el cual pudiera escapar.
—Estás colmando mi paciencia—dijo severo.—.Obedece.—me tomó con fuerza de mi brazo y me arrastró hasta el cuarto de baño, luego despojo mi ropa haciéndola trizas, y dejándome completamente desnuda frente a él.
La vergüenza que sentía no se comparaba a nada, un total extraño estaba ahora viéndome de arriba a abajo detalladamente sin despegar su vista de mi, en sus ojos se veía el esfuerzo que hacía en no tomarme e inmediatamente hacerme suya.
—Te ves más hermosa desnuda—dijo picaramente—No estas nada mal, me gustan como tú—dijo tomándome del mentón. Me aleje repentinamente por inercia, ya que estábamos a solo centímetros.
—Eres un idiota.—Exclamé.—Ya conseguiste lo que querías, ahora vete para ducharme en paz.
—Aún no consigo lo que quiero preciosa—dijo maliciosamente—.Esto apenas comienza.—terminó y me tomo por la cintura de manera brusca, acerco sus labios a mi cuello y comenzó a dar besos dejando un camino húmedo hasta llegar a mi clavícula.
El miedo se apodero de mí, esta vez si no me salvaría nadie, había llegado la hora, el momento de ser suya, no soy virgen ni santa, pero mi primera vez fue con alguien que realmente amaba no con un maldito vampiro que odio. Él se detuvo y me miró fijamente.
—Tranquila que aún no quiero que esto suceda—dijo burlesco solté un largo suspiro y corrí a la ducha, moví la puerta corrediza y me adentré, cerré la puerta tras de mí, y abrí el grifo del agua.
El agua corría por todo mi cuerpo, liberando todo el estrés, miedo, nerviosismo y amargura de este largo día, escuché la puerta abrirse y di un respingo. Él entro a la ducha totalmente desnudo, me quede observando cada parte de su cuerpo, hasta detenerme en su ancha espalda y su tonificado abdomen.
—¿Disfrutando la vista?.—dijo cínico.—No te preocupes que yo también la disfrute contigo.
—¿Que haces aquí?.—dije eufórica.—Usa otro baño.
—Es obvio, quiero ducharme contigo—dijo obvio—Además tu me perteneces, puedo hacer de ti lo que me plazca.
Termine aceptando su compañía en la ducha, así que proseguí a bañarme normalmente.
—Ya que—dije rendida—Ayúdame—dije dándole el jabón y haciendo un ademán para que enjabonará mi espalda.
Él río burlesco—Con gusto preciosa—dijo tomando el jabón y comenzando a pasarlo suavemente por toda mi espalda.
Termine de ducharme y fui en busca de toallas, para secarme. Pero mi intento fallo.
—Es tú turno preciosa—dijo y me señalo el jabón.
Lo miré estupefacta y acepté el jabón, lo pase por todo su cuerpo delicadamente, hasta llegar a su m*****o rosandolo con el jabón sutilmente , note como se tensó y supe inmediatamente que esta excitado.
—Suerte con tu amiguito, precioso—dije y salí rápidamente de la ducha, tome una toalla rodee mi cuerpo y salí del cuarto de baño.
Entré a su habitación y recordé que aún no traen mis cosas de mi antigua habitación, así que me vestí con un bóxer de él y una camisa blanca que encontré en uno de sus cajones, la camisa me llegaba cuatro dedos más arriba de la rodilla, me sentía expuesta.
La puerta del baño se abrió, dejando ver a un muy enojado Noah, la toalla rodeaba su cintura, y su cabello escurría agua.
—Bien jugado preciosa, bien jugado—dijo y me sonrió de manera pícara, abrió dos cajones y sacó de ellos unos Bóxers blancos, un mono deportivo n***o y una camisa azul, se vistió rápidamente y me miró desafiante.
—Este juego es de dos cariño—dije y le guiñe un ojo
—Quédate aquí, no salgas, ni abras la puerta a nadie.—dijo autoritariamente y se fue de la habitación, me recosté en la enorme cama y en seguida me dormí.
Me desperté asustada al sentir un brazo rodear mi cintura, al abrir los ojos me di cuenta que era Él, se encontraba completamente dormido a mi lado, se veía tan tranquilo, tan pacífico, tan débil, todo lo contrario a lo que realmente es, un asesino chupasangre.
–Sigue mirándome así y no respondo.–escuche que dijo con voz ronca y suave.
Cerré mía ojos y lo ignore, tenía sueño y deseaba descansar.
****************
–Preciosa, ¡Despierta!–logre escuchar entre dormida.
–10 minutos más, por favor.–rogué y escuche su cálida risa.
–Es hora del desayuno, vamos.–dijo.–¿Acaso no tienes hambre?—inquirió.
–Bien, ya estoy despierta.–dije abriendo los ojos y quedando totalmente cegada por la Luz solar.
–Duchate, en el armario encontrarás tus cosas.–dijo señalando una puerta blanca.–También hay cosas que hice comprarte.
.–Gracias.–articule y no dije nada más, tome una toalla y entre al cuarto de baño, me di una larga ducha sin interrupciones y enrolle una toalla al rededor de mi cuerpo.
Salí y el ya no se encontraba en la habitación agradecí internamente eso, abrí la puerta blanca, dejándome ver un cuarto para la ropa, mejor conocido como un armario y me encontré con toda clase de ropa, habían faldas, shorts, vestidos, pantalones, camisas, blusas, ropa interior y muchos pero muchos zapatos. Nunca en mi vida había visto tan abundante vestimenta, no es que yo fuese pobre si no que siempre viví solo con lo necesario y todos los gastos perfectamente calculado. Solté un largo suspiro. Esto realmente era maravilloso.
—¿Te gusta?—exclamó a un lado de mí, di un brinco, no lo había escuchado entrar.
—Sí—dije secamente.
—Cámbiate que nos espera un largo día—dijo y salió.
Opté por usar un vestido casual, con pliegues color rosa palo, con un lindo estampado, unas sandalias bajas del mismo color, divise en el baño un estante con maquillaje y me aplique un poco, lo rutinario (Polvo, labial y rímel), ya lista decidí que no bajaría hasta que el viniera por mí, no quería toparme con Zack.

Me volví a recostar en la enorme cama, y encendí la televisión, pasaban noticias de como cada día se llevan mas adolescentes los vampiros, o como esclavizan a los humanos o los convierten en sus alimentadores personales, solo espero que ninguno de mis padres corra con ese destino.
—¿Que esperas para bajar?—dijo molesto.
—Esperaba que vinieras por mí—dije obvia y me encogí de hombros.
—¿No que la preciosa se podía defender sola?—dijo enarcando una ceja
—Sí puedo, pero no quiero, para eso estas tú—dije restandole importancia a su comentario.
—rió—No soy tú niñero—dijo obvio—Puedes arreglártelas tu misma, como lo dijiste ayer ¿No?.
—De poder puedo, Pero es obvio que contra un chupasangre nunca podría, es obvio ¿no lo crees?, creí que eras mas listo, precioso—respondí a la defensiva.
—Eres débil—susurró cuando se acerco a mí a una velocidad inhumana, me encontraba acorralada entre su cuerpo y la cama. No me dejaría intimidar, por lo que opte por mirarlo a los ojos y fijamente
—¿Que intentas?—inquirí—¿Asustarme?
—Mostrarte lo debilucha que eres y como no puedes resistirte a mí—dijo orgulloso
—reí—¿Que no puedo resistirme a ti?—dije burlesca—No eres más que un chupasangre con aires de dios griego, cuando en realidad eres la mascota del rey de los vampiros. Es obvio que solo obedeces sus ordenes como un buen sumiso.
—Cállate—dijo bruscamente mientras me tomaba del mentón fuertemente estrujando mis mejillas.—Yo no dependo de nadie, hago lo que quiero y cuando quiero.
—¿Y que es lo que quiere el sumiso?—dije pícaramente
—A ti—dijo pausadamente—En cuerpo y alma—dijo para luego irrumpir nuestra cercanía, y fomentar un beso salvaje, por inercia lo correspondí. Y nos besábamos de manera necesitada y apasionada.
Él movía sus labios cada vez más rápido y no me era difícil seguirle el ritmo, sentía mi corazón latir con fuerza y seguidamente escuché el de él, su respiración se aceleró al igual que la mía, poso su mano en mi espalda baja, y la otra en mi muslo desnudo, comenzó a subir lentamente mi vestido, hasta llevarlo a mi cintura, entre en razón, y lo alejé bruscamente de mí, me levante de prisa y baje mi vestido, lo miré fijamente y el se sentó al borde de la cama, me miro fríamente hasta que dijo.
—¿Por qué haces eso?—dijo molesto y me miro desafiantemente, ,mientras pasaba su mano por su cabello.
—¿Hacer qué?—contraataqué
—Dejarme así—dijo obvio
—No sé a que te refieres—respondí evitando el tema.
—Olvídalo, Mejor vayamos a desayunar—dijo frío.
Salimos de la habitación y bajamos unas largas escaleras, hasta llegar a un gran salón, detrás de esté había otro salón pero mas pequeño, una mesa central y junto a ellas sus sillas. La mesa estaba perfectamente servida, y poseía toda clase de comida.