Cinco años después —¡La, la, la, la, baila a todo ritmo, la, la, la, como quieras! —canta Gaby a todo pulmón con un micrófono de karaoke que le había comprado su tío Esaú, mientras ve la televisión. La niña llevaba horas cantando mientras saltaba mirando en la tv su programa favorito. Esaú estaba sentado en el sofá masajeándose las cienes porque el escándalo que estaba haciendo la niña lo tenía algo aturdido, entre tanto Daniel con un delantal puesto estaba doblando la ropa que había acabado de sacar de la secadora. La vocecita amplificada de la niña gracias al micrófono especial, los saltos, más el programa de coloridas caricaturas que presentaban en la tv tenían fastidiado especialmente a Esaú que, cogió el control remoto para cambiar el canal, pero de inmediato Gaby se volteó diciéndo