Daniel todavía continuaba en el concilio en medio de una reunión. Faltaban tan solo tres días para adentrarse en la organización de Alexander. Cassiel quien era el jefe de esa legión de celestiales, quería reunirse con su grupo para discutir sobre toda la información que se había recopilado durante esos días, y para finiquitar otros temas. Todo tenía que ser perfecto, porque de ellos dependía el éxito o el fracaso de aquella misión. —Superior Cassiel —dice uno de los ángeles que formaba parte de la legión, pero no de encubierto como Daniel, Esaú y Ariel. —Dime, Aramir, ponte de pie —pide Cassiel viendo como el celestial se levantó de su asiento, creando con su mano izquierda una especie de holograma dorado donde tenía toda la información que había recopilado. —Estuvimos investigando en