Su enorme erección era obvia y tan solo con imaginarlo, su respiración se agito mas, podía oler su excitación y eso la ponía mas caliente, si es que era posible estarlo mas, el dolor punzante y agudo en su entrepierna era insoportable. La tomo por la cintura y la levanto contra la pared revestida de madera, estaba fría al contacto, pero no le importo, la lengua invasora de Bruno se abría paso dentro de su boca y sus manos acunaban sus senos, causando que sus caderas se movieran instintivamente contra él, gemía contra sus labios cada vez que el, a su vez, empujaba su cadera contra ella y su erección rosaba la piel sensible de su zona intima. Comenzó a jadear cuando su boca fue bajando poco a poco hasta encontrar sus pezones, chupo y lamio ambos hasta que sus bragas se mojaron por completo,