No podía quejarme, era como si él estuviera aquí. Me enviaba fotos de cada cosa, había empezado desde el avión, me enseñó el hotel donde hice la reservación, almorzando con sus padres, también cenando. Lo raro de todo eso, era que sus padres se prestaban para las travesuras de su hijo. Tomándose fotos super graciosas con él.
Cuando llegó el lunes, lo empecé con varías fotos de Ángel, recién salidas del horno, como le decía él.
“Iré más bronceado. ¿Cual te gusta más? Envíame una foto tuya. ¿Estas en la oficina?”
Abrí el mensaje, era la primera foto que me enviaba normal, en todas las demás estaba haciendo caras graciosas con sus padres. Se estaban divirtiendo mucho.
Guardé el móvil y presté atención a lo que decía Jonathan.
—El cambio del mobiliario, Ángel había aprobado el presup
