El martes me sirvió para reflexionar sobre mi situación actual, la metida de pata que di al tener relaciones sexuales con mi jefe o permitirme sentir algo por el. Era claro que Ángel Wilson no podría separar lo que tuvimos de nuestra relación laboral, el espectáculo con el señor Fletcher lo demostraba. Yo iba a tomar vacaciones, del trabajo, de el, de mi misma. Ahora solo tenia que informárselo. Hoy miércoles. —Buenos días, señor Wilson. —le seguí a la oficina, con su taza de té y el periódico, me devolví para tomar el bolígrafo azul. —Buenos días, Archer. —coloqué todo en el escritorio, tomé asiento, al igual que mi jefe. —Parece que tienes algo que decir. —Así es. — se sentía raro, nunca me había sentido incómoda en mi trabajo hasta ahora, era mi forma de vida, mi día a día,