Estaba viendo la serie y mis ojos empezaban a cerrarse, no la vería otra vez con Ángel. Los jueves de pizza volverían a ser míos, solo míos. Yo y mi pizza congelada. Apagué el televisor para que los capítulos no continuaran siguiendo, o la serie me vería a mi, no yo a ella. Fui a la cocina por un vaso de agua y me aseguré de que la puerta estuviera cerrada. El celular sonó en la cama y yo corrí para contestar. No tenía aquel número registrado, aunque solo podría ser por trabajo el motivo de aquella llamada. —Buenas noches. — ¿Quién llamaría a estas horas? —¿Mentiste cuando dijiste que vendrías a mi cumpleaños? — ¡¿Qué rayos?! Era el señor Fletcher. —¿Señor Fletcher? —El mismo. ¿Alguien mas te invitó a una fiesta de cumpleaños el mismo día que yo? —No, solo me sorprendió su ll