No sé qué hora era cuando Ángel llegó, vino directo a la cama, sus brazos cálidos me daban un poco de aliento. No tardó en desnudarse y en mis labios recorrer su cuerpo, yo tarde menos. Olía a gel de ducha, había pasado por su casa. Debió de quedarse con algunas inquietudes que se quedó más tiempo en la oficina. Me estaba quedando dormida cuando él cubrió mi cuerpo desnudo con las sábanas. Lo escuché levantarse, siguiéndolo con la mirada, iba en calzoncillos. Ángel ya se sentía cómodo en la casa y yo cómoda cuando él estaba. —¿Quieres agua, algo de la cocina? —preguntó junto a la puerta, disponiéndose para salir. —No, me quedaré dormida en breve. —El sexo sirvió para agotar mi cuerpo. Sus pasos sonaban allí, luego regresó, esperaba que él se acostara para cerrar del todo mis ojos