Amelia:
Después de un tiempo me quede dormida, no sé como fue que pasó, pero me dí cuenta hasta que me levanté al escuchar unos ruidos de la cocina al principio me asusté, pensé que alguien se había entrado a la casa, hasta que recordé que el cachorro se quedó en la cabaña, me cambié y caminé a la cocina, abrí los ojos como platos al ver a Ethan sin camisa haciendo un desastre en la cocina, incluso él estaba sucio, sentí como mi rostro ardía y el corazón me latía muy rápido, no sabía como reaccionar, al fin la voz me salió.
–¿Qué haces? –pregunté viendo todo alrededor.
–Lamento haberte despertado, solo quería hacer el desayuno –respondió.
–Estás ensuciando todo –reclamé viendo manchas de comida por todos lados y algunos de mis frascos de hierbas afuera, incluso ví algo de comida en su cabello, eso no evito que bajará a ver su piel desnuda.
–Lo limpiaré, pero ¿para qué es esto? –señaló mis frascos.
–Esto no es para comer y déjalo lo termino yo –lo aparte guardando mis frascos con las pociones, eso me sirvió de distracción para no verlo.
–No quería que te enojaras conmigo –murmuró sirviendo la comida.
Me dí cuenta que bajo la mirada y su voz estaba triste, parece arrepentido, admito que alejarme del contacto humano me ha hecho más brusca de lo que desearía ser, no todo era tan malo y lo había hecho con buena intención, después de todo hizo algo de comer y huele muy bien.
–Está bien, sé que estás intentando ser amable –comenté, luego note que seguía sin camisa y yo jamás he visto a un chico así, tuve esa sensación de nuevo en mi cuerpo –. ¡Puedes colocarte una camisa!
Me di la vuelta para sentarme en una de las sillas y evité verlo alejandome de él, se sentía una calidez extraña al estar cerca de él.
–Lo siento, solo tengo esta camisa y no quería ensuciarla –explicó tomando su camisa.
–No entiendo porque no regresas a tu manada, aquí no te puedo ofrecer nada –le aclaré tomando uno de los platos de comida.
Soy una idiota, tengo que controlar mis palabras, es tan difícil pensar antes de hablar, no me sorprendería que se fuera ahora mismo.
–Ellos saben que estoy bien y que regresaré en unos días –explicó sentándose en la otra silla y tomó el otro plato.
Ya no seguí con la conversación porque podía decir algo desagradable, me acabo de dar cuenta que ahora soy experta en eso.
–Esto está muy bueno –saboreé la comida.
–Que bueno que te guste, me faltaron algunos ingredientes, pero trate de hacer lo mejor posible –soltó emocionado con sus ojos abiertos y una gran sonrisa, nunca he estado tan cerca de otro lobo, pero este chico es muy expresivo parece como un pequeño y tierno cachorro.
–¿No abriste los frascos de hierbas? –pregunté.
–No, no, no –respondió –. Los tome pero supuse que eran de esas cosas que tú haces –comentó agachando la cabeza.
–Te refieres a cosas de bruja, soy una bruja y no me molesta que lo digas –le aclaré con un tono relajado.
–Si, bueno eso, entonces los dejé ahí –señalo a los estantes.
La comida que hizo estaba muy buena, nunca había probado algo así y no creo que yo pueda hacerlo; solo digamos que preparar comida no es mi prioridad, continuamos hablando otro rato, el cachorro habla demasiado sobre su familia y su manada mientras lo escucho, porque yo no tengo nada interesante que contar, al terminar el desayuno limpiamos el desastre que hizo en mi cocina, luego le enseñe dónde está la ducha para que se diera un baño, creo que no le agrado mucho, los hombres lobo están conectados a su lado animal y pueden ser algo salvajes en sus costumbres.
Han pasado unos días desde que Ethan se queda en la cabaña, sigo sin entender porque no regresa con su manada, habla mucho y es un poco torpe; en poco tiempo comienzo a disfrutar de su compañía, el día pasa más rápido con él aquí, hablamos, prepara comidas bastante deliciosas y sabe cuándo quedarse en silencio, debería pedirle que se marché, pero por alguna razón no lo he hecho, sé que él no lo hará.
Abro mis ojos en medio de la noche al sentir el frío alrededor de mi cuerpo, me levanto de la cama rápidamente, los vampiros están cerca debemos salir antes de que nos encuentren, voy a buscar a Ethan al Sofá.
–Ethan –susurré al verlo en el sofá durmiendo tranquilo, no reaccionó tuve la intención de moverlo, pero eso implicaba tocarlo –¡Cachorro despierta! –grité y abrió los ojos de inmediato.
–¿Qué pasa?
–Levántate, debemos irnos ahora –le ordené caminando a la cocina para tomar algunas cosas.
–¿Está todo bien? –preguntó.
–Que no entiendes lo que digo, debemos irnos –repito y entró a la habitación por una pequeña maleta.
–Está bien, entiendo –respondió colocándose su camisa y tomando su guadaña.
–Espérame afuera de la casa, debo hacer algo antes –señalé a la puerta, pero solo se quedó parado viéndome –. Cachorro no me escuchas, no debes estar aquí para lo que haré.
Ethan dió la vuelta y salió, tome un frasco con una poción alucinante, está mezcla de hierbas hace alucinar y olvidar lo que se busca, así que coloque el líquido en las puertas y al salir lo coloque en la puerta principal, si los vampiros están cerca su mente se confundirá y no sabrán lo que buscan al cruzar la puerta.
–Vienen vampiros –me advirtió Ethan.
–¿Están cerca? –pregunté caminando a los lados de la casa para quitar el escudo de protección y no dejar rastros que una bruja vive aquí.
–Aún están lejos, es solo que puedo olerlos –explicó.
–Bien, entonces vamos – comencé a caminar, pero él me detuvo.
–Nos seguirán si sienten nuestro olor, pero conozco un lugar a donde no irán –mencionó.
–No iremos a tu manada cachorro, no seré aceptada –le advertí.
–No, es otro lugar, confías en mí –extendió su mano, lo veo por un instante, su mano, confiar en él implica tocar su mano. No tenemos tiempo así que tomó su mano y asiento con la cabeza.
Le estoy confiando mi vida a un lobo, por alguna razón sé que no me hará daño, sé que solo quiere protegerme. Mi corazón martillea en mi pecho con el solo hecho de ir a su lado, esto es algo nuevo para mí, debo controlarme.
Caminamos toda la noche hasta llegar a un campo de flores, al fondo se ven los árboles, sé que estamos cerca del territorio de los hombres lobo.
–Aquí podemos descansar –mencionó Ethan.
–Ha salido el sol y no nos seguirán hasta aquí –caminé a la sombra de un árbol. Di un suspiro viendo al cielo, no me ha traído aquí por casualidad, me ha guiado a su manada, puedo sentirlo.
–Sé que estamos cerca de tu territorio, deberías aprovechar y quedarte.
Abrí mi bolso para sacar un poco de comida, caminar toda la noche no es muy agradable, estoy cansada y hambrienta, no puedo imaginar que siente Ethan aunque se ve bastante tranquilo.
–No te dejaré –respondió inmediatamente y tengo que admitir que me sorprendió su reacción.
–¿Acaso no tienes una familia que te extraña? –Le cuestioné.
–Ellos están bien, lo sé –observó hacia el espeso bosque como si pudiera verlos de frente.
Nos sentamos a comer y a descansar un poco. No entiendo porque este chico quiere quedarse conmigo si tiene un hogar, amigos y familia, algo que conmigo jamás tendrá.