Mia —¿Qué haces aquí? — pregunto entre confundida y molesta. Ver su cara hace que todo el odio que apenas se estaba apaciguando resurja una vez más. —Yo… — el olor a alcohol llega a mis fosas nasales y me produce tanto asco, casi tanto como el asco que me produce verlo aquí. —No me interesa — lo corto de una — no sé cómo averiguaste mi dirección, pero quiero que inmediatamente la olvides y te largues de mi vista. —Necesito hablar contigo, yo… me equivoqué, no debí engañarte. Mia, yo te… — sus palabras quedan en el aire y su vista se dirige a algo que está detrás de mi provocando que su rostro de lo que parecía arrepentimiento y dolor se transformara en uno de odio — vaya, veo que rápido me olvidaste — observo a mis espaldas y veo a Darío que se asoma con un deje de preocupación genuina