Mia Una semana ha pasado y poco a poco voy acostumbrándome al amargado y exigente hombre que tengo como jefe, disfruto cada segundo en los que dejo su boca cerrada cuando viene demandante a pedirme algo y yo, muy eficientemente ya lo tengo listo, demostrándole que, si mi currículo tiene toda esa información, es porque realmente soy capaz de hacerlo, no porque haya mentido como me acuso en primera instancia. Hablando del gruñón, hace dos días que no lo veo por las oficinas, por lo cual, mi carga de trabajo en mucho más baja. Me resulta extraño que no venga, ya que soy yo quien maneja su agenda y se perfectamente que no tiene nada agendado, sino hasta dentro de cuatro días que tiene que viajar a un congreso al sur del país. Dejo de pensar en él, ya que honestamente no tenerlo es un aliv