(Alicia)
-¡Vanesa! –Estaba más delgada desde la última vez que la había visto, su ropa era totalmente vulgar; pero eso no evitó que corriera hacia mí para fundirnos en un abrazo, que tanta falta nos hacía, provocando que lágrimas de felicidad aparecieran por nuestras mejillas.
No sé por cuánto tiempo nos abrazamos, pero Fred aclaró su garganta, lo que hizo que Vanesa y yo nos separáramos. –Esta noche puede quedarse en tu habitación, ya mañana veremos que hacer – dijo y yo me dirigí hacia Fred rápidamente, abrazándolo. Lo tomé por sorpresa, porque tardó unos segundos en reaccionar, apartándome con brusquedad.
-¡No vuelvas a hacer eso! –Esa fue la primera vez que noté que me vio con lujuria. Dio unos pasos hacia atrás y retomó su acostumbrada expresión. –Váyanse. –
Llevé a Vanesa a mi habitación, la ayudé a asearse, le presté ropa para dormir y la dejé ahí, ya que yo tenía que regresar al trabajo que tenía pendiente.
Al día siguiente Fred me informó de los gastos, ahí fue cuando me enteré que Carl le pidió 15 mil a ella, más lo del otro sujeto fueron 55 mil, tuvo que pagar todo, como si no hubiera pasado casi medio año trabajando para el tipo; pero Fred me dijo que esa era la mejor negociación. Como p**o a su favor, tendría que trabajar un mes extra en el “contrato”, lo acepté sin rechistar.
Vanesa, no tardó en recuperar su actitud intempestiva e imprudente, Fred aceptó que se quedara, hasta que encontráramos un lugar para ella, que a decir verdad, fue rápido. Rentamos un departamento cerca de la casona, porque Vanesa entraba y salía como empleada regular de la cocina. Resultó ser muy buena, por lo que decidió estudiar unos cursos para chef.
Los meses pasaron rápidamente, tranquilos en la medida de lo posible, y fue hasta ese momento que reparé en que William no había regresado. Era lógico, desconocía con cuántas mujeres se había acostado, pero debía de ser un número alto porque tenía experiencia, yo podía dar fe de eso; por lo que era obvio que sólo fui una más con la que tuvo sexo. Decidí que eso no me afectaría, para mí él había sido especial, había despertado sensaciones no sólo en mi cuerpo, sino también en mis sentimientos; y era algo que le agradecía, el no haber sido un cretino conmigo teniendo la oportunidad.
Ver a Vanesa entusiasmada por sus clases para chef, me motivó de sobremanera. Decidí comenzar a estudiar, poniéndome al corriente con todas las instituciones educativas, y de esa manera recibir los certificados para escalar los niveles que requeriría. Por un período de tiempo observé opciones para seguir estudiando, y me incliné por estudiar publicidad, ese era el momento para trazar el camino a seguir.
-Alicia, te he llamado porque ha terminado tu contrato -Fred actuó demasiado profesional, algo extraño, ya que nunca me hablaba de esa forma. -Quiero ofrecerte que te quedes trabajando conmigo por placer. -
-Fred, yo... - me interrumpió.
-Escucha mi propuesta por favor - asentí. -Tus servicios serían restringidos, tal vez ganarías lo mismo, pero con menos trabajo; y de manera personal, me gustaría tener una especie de exclusividad contigo, habría un contrato oficial de por medio. No tienes que responder en este momento, piénsalo – pero la verdad era, que yo ya tenía algunos planes en mente.
-Ya tenía días pensando acerca del tema. Me encantaría quedarme, pero sólo por tres meses más. Es el tiempo que he decidido quedarme, si me aceptas por supuesto - traté de escucharme también profesional, después de todo era un negocio. Fred suspiró profundo.
-¿Quieres sólo quedarte o aceptarías mi propuesta? -Preguntó dubitativo.
-Quiero seguir estudiando, por lo que tener más tiempo disponible me vendría bien, así que si puedo obtener los beneficios por tres meses, sería genial - hablé honestamente.
-Termina esta semana de forma regular, para el sábado ya tendré el contrato listo - se levantó de su lugar, acercándose indescifrable a la silla donde yo estaba, se inclinó y deslizó el dorso de su mano con delicadeza sobre mi mejilla, su mirada de deseo me penetró. Le sostuve la mirada y sonreí, sólo había dos chicas con ese acuerdo, petulantes por cierto, y que me lo estuviera ofreciendo no solo me alimentaba el ego, además me confirmaba que poseía lo necesario para sobresalir en cualquier situación. -No te vas a arrepentir bonita – hasta ese momento lo tomé en serio, siempre me había parecido atractivo, aun cuando su manera elegante de vestir no te permitía determinar su figura; aunado a su manera educada, amable y cuidadosa con la que nos trataba a todas; en definitiva podría tener sexo con él sin problema alguno.
El tiempo comenzaba a pasar rápido últimamente. El sábado había llegado y ya estaba en la oficina de Fred de nuevo. Leí el contrato, básicamente decía que él era el único que podía determinar con quién me acostaba y bajo qué condiciones; además de que su porcentaje había disminuido al 15%, lo cual fue inesperado pero agradable.
-Estoy de acuerdo con el contrato; a excepción del sexo anal, no lo práctico – levanté la mirada para verlo.
-¿Nunca has tenido sexo anal? -Su expresión fue neutral.
- Sí, pero no quiero hacerlo con cualquiera, por lo que quiero removerlo del contrato y ser yo quien decida en el momento - una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.
-Entiendo, removeré esa parte, permíteme reimprimir - abrió su computadora portátil, aproveché para releer el documento, mientras escuchaba temporalmente las teclas y posteriormente la impresora. -¡Listo! Dame ese para que no se confunda - lo tomó de mis manos y lo rompió al instante.
Leí una vez más, todo parecía estar en orden y lo firmé. Extendí mi mano con los papeles, viendo a Fred tomarlos sin disimular su complacencia.
-Comienzas hoy, ve con Ann para que te preparen – su avidez denotaba lujuria.
-¡Pero son las 3 de la tarde! -Dije escandalizada.
-El evento empieza a las 6 - me respondió con tranquilidad.